Intuición

Intuición

Todos buscamos ese remanso de paz, ese nido de ternura donde nuestras almas heridas puedan descansar, curarse y echarse de nuevo a volar; algunos lo encuentran, otros lo buscan toda la vida.

Al estar sumergidos en la lucha diaria de la vida, olvidamos lo que es la felicidad —el anuncio de que el rey del corazón es el amor—. El amor se encuentra en las cosas sencillas y verdaderas, produciéndonos una alegría serena y un bienestar en el alma: una amistad leal, una caricia de ternura, una sonrisa del alma, la fragancia de una flor, el canto de un pájaro…, delicias que hacen que nuestra vida se llene de ternura y gozo.

Tenemos muchos desafíos en la vida, lo importante es tener fuerzas para levantarnos en cada caída. No hay otra opción. Nuestras acciones tienen repercusiones que nosotros mismos no podemos siquiera imaginar. La intuición desarrolla nuestra percepción porque estamos unidos a la conciencia colectiva de la tierra y de la humanidad a través de las memorias que son nuestras vivencias, y aunque huyamos o no queramos aceptarlas, siempre nos atrapan porque forman parte de nuestra historia; también, la intuición nos proporciona información sobre nosotros u otras personas, para que las situaciones provocadas tengan un impacto menor o diferente, aunque, muchas veces, la ignoramos por miedos o dudas. Para romper esas cadenas de miedos y dudas, necesitamos confianza en nosotros mismos y en nuestras percepciones e intuiciones.

Muchas veces hacemos sonar una campana que luego no podemos parar, incluso su vibración perdura durante un tiempo en el aire. Nuestras acciones tienen repercusiones y cuando somos conscientes del daño que hemos provocado, nos aferramos a una esperanza compartida, o, a un dolor aliviado para mitigar nuestra culpabilidad. Es importante que, antes de lanzar palabras hirientes o acciones violentas, reflexionemos para evitar un dolor gratuito a los demás que más tarde nos alcanzará a nosotros mismos por medio de la culpabilidad, siendo nosotros los responsables de su impacto.

La intuición es un don maravilloso que nos permite prever las consecuencias de nuestras acciones y solucionar problemas antes de que surjan, fortaleciéndonos en nuestra confianza. La confianza nos proporciona paz y solo en la paz las heridas pueden sanar.

 

Ecos en mi mente

Ecos en mi mente

Son ecos en mi mente, las sombras que entristecen los ojos que ríen, las muecas de sonrisas muertas, las palabras dichas con silencios elocuentes… porque hemos dejado atrás la alegría de vivir.

Son ecos en mi mente, la nostalgia de un pasado, de tal vez, una vida mejor si… ese amor no hubiera terminado; la nostalgia de un amigo verdadero en quien apoyarme y llorar sin tener que calcular mis lágrimas; la nostalgia de volver a ser yo y luchar por mis sueños y celebrar la vida con fuerza y alegría.

Son ecos en mi mente, los llantos de miles de personas que cruzan los mares sin equipaje, llevando puesta la esperanza de lo que puede ser mejor, aunque terminen en prisión. Niños que ya no tienen madre, madres que ya no tienen hijos, padres que han perdido todo, en el mar o en la cruenta guerra de la tierra, porque huyen de sus países donde el terror es el arma de la violencia.

Son ecos en mi mente, la tristeza de la gente y el vacío de sus vidas, porque no escuchan a su alma, sino que buscan propiedades, ya no se oyen cantar a las estrellas ni se escucha el sonido de la música a través del saxo o de los tambores que llenan el aire de blues y vibraciones.

Son ecos en mi mente, las lágrimas de millones de almas que han cambiado sus casas por cárceles, la muerte por la vida. Se han perdido las risas espontáneas de los niños y mayores, así como el sentimiento de humanidad y solidaridad entre desconocidos porque el mundo ha cambiado las risas por llantos.

Son ecos en mi mente, las fragancias del aire puro y cristalino, de ese infinito azul salpicado de estrellas; de esas aguas limpias donde nadaban seres sin miedo a morir envenenados. Por esos bosques milenarios destrozados por dinero. Ahora la naturaleza está triste, pero sigue luchando contra personas sin escrúpulos que no quieren oír su llanto. Cuántas veces los árboles me cobijaron, regalándome la fragancia de los pétalos que volaban en esa danza libre del aire; cuando el arrullo y la delicadeza del agua me limpiaba el lodo de mis caídas y las heridas de mi alma, haciendo emerger el diamante escondido entre tanto barro y dolor que guardaba mi corazón.

Lucho para que el dolor de esos ecos se transformen en ecos de luz y alegría, sentimientos de amor entrelazados por hilos de colores tejidos entre todos los seres humanos, formando un abrazo cálido, sin importar las diferencias o creencias, solo, unidos por el amor y la empatía para que todos vivamos en la paz y en la armonía.

 

La nueva bandera del mundo

La nueva bandera del mundo

Conciencias dormidas que viven bajo el imperio del ego, provocando intolerancia, abusos e incluso guerras. Esas conciencias han creado una espiral que nos dirige hacia el temor, la penuria y el sufrimiento. Su letargo les hace creer que su mundo es intocable. Se sienten soberanos de las vidas de millones de personas, organizan, ordenan y mandan, gritando y ejecutando sus deseos, no importa el medio a utilizar, solo el resultado.

El resto de los humanos, para ellos, son muñecos de cerámica que cuando los tiran al suelo se rompen en mil pedazos. Esas conciencias dormidas no aceptan o no quieren ver que esos muñecos de cerámicas tienen alma y conciencia y que están asqueados y hartos de sufrir la ignominia y el desprecio que sobre ellos se vierten, que están cansados de los abusos e injusticias, de la opresión inhumana e inmoral a la que están sometidos.

Cuando llega la primavera, el tiempo de hibernación ha pasado, —las flores nacen por doquier, impregnando el aire con su fragancia de paz; el agua corre y fluye libre, sin parar; la música del renacimiento eleva las notas hacia el cielo, notas de libertad y sueños—. Ha llegado el momento de despertar de ese profundo letargo, de abrir los ojos y aceptar que el mundo está cambiando y las huestes de la Humanidad se han levantado al oír el gong porque el temor se ha disipado como la niebla.

Esas notas que dibujan en el aire palabras de paz, igualdad, respeto, justicia, libertad y unidad, se entrelazan para formar la nueva bandera del mundo.  El bien y el amor, impulsos nobles de millones de corazones, se unen en un abrazo único y emotivo de amor y gratitud, cuya fuerza y latido rompen la cadena de la opresión de millones de personas que viven en lugares sombríos y húmedos, llenos de moho y miseria que el letargo ha creado, llenándolos de luz y calor para que la vida vuelva a brillar en todo su esplendor.

“No puedes separar la paz de la libertad, porque nadie puede estar en paz, a no ser que tenga su libertad”. (Malcolm X)

“No busquemos solemnes definiciones de la libertad. Ella es solo esto: Responsabilidad”. (George. B. Shaw)

Mi nombre es Bolingo

Mi nombre es Bolingo

Oyendo esa dulce melodía de las olas, me abandono a mi ensoñación. Veo a un niño con la sonrisa más radiante que el mismo sol, en un bosque lleno de luz y color; criatura adorable que danza con sus brazos levantados, en símbolo de gratitud al Espíritu del bosque, por su belleza y por este nuevo día; observo y siento con recogimiento el respeto de este momento de unión con la Naturaleza. Cuando termina, se acerca, me dice su nombre, “Bolingo”.

Bolingo desprende esa Luz propia de los seres amantes y respetuosos que unen las energías del cielo y de la tierra.   Sus ojos negros y profundos están cargados de sabiduría, —sabiduría del más allá y de su aprendizaje a través de su historia en la Humanidad—, me mira y su mirada me traspasa el alma y el tiempo a mi alrededor se detiene.

Veo África, continente de mil sabores y colores, música, sonrisas, paraíso de belleza y sabiduría. Cuna de la Humanidad con sabiduría milenaria, que aún hoy en día sigue radiando su luz a millones de personas. Descubro países tan diferentes, unos llenos de belleza, gracia y delicadeza que contrastan con otros donde la miseria, la desigualdad y el horror son los alimentos diarios de sus habitantes. Su suelo está sediento de paz y no admite más sangre. África agoniza entre guerras de hermanos y sed de la tierra. Muchas almas luchan para crear la paz y el bienestar social, pero hay sombras que lo dividen para que esa paz y prosperidad no germinen en su suelo. En mi espíritu oigo palabras de consuelo de un gran luchador, Martin Luther King: “devolver odio por odio, multiplica el odio, añade una oscuridad más profunda a una noche ya desprovista de estrellas.  La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad: solo la Luz puede hacer eso. El odio no puede expulsar al odio: solo el amor puede hacer eso”, y palabras de Nelson Mandela: “el perdón libera el alma, elimina el miedo, por eso es una herramienta tan poderosa”.

De nuevo estaba en el bosque y esos ojos de ébano me miraban y sonreían. “Hay almas sombrías que buscan la luz sin saberlo, sufren y odian por ello; hay almas dormidas en el confort y hay almas luminosas que iluminan el camino. Hay que movilizar todas las fuerzas para luchar por la paz y hacer frente al miedo, hay que perseverar para conseguirlo y vencerlo”, me dijo.

Supe que había llegado el momento de decir adiós a ese niño eterno que todos llevamos dentro, él puso su mano sobre su corazón en símbolo de gratitud y amor, yo hice lo mismo, pues, ese niño llamado “Bolingo” me ha enseñado que el amor y el perdón son herramientas para construir un mundo mejor.

Ahora sé qué no fue un sueño, fue una experiencia en la que el alma se eleva y viaja por el universo para enseñarnos que todo forma parte de un Todo. Su nombre “Bolingo” será recordado y no lo podemos olvidar. Su mensaje de paz y esperanza, de gratitud y alegría, de solidaridad y libertad hacia su tierra natal, África y hacia toda la humanidad, es el lenguaje de los tambores de la tierra, de la danza y de la alegría, de los colores y de la vida.

Soledad y Amor

Soledad y Amor

Miro a mi alrededor y veo miradas de preocupación e incomprensión por mi soledad, muchos sienten lástima al verme siempre sola. Ellos, no comprenden que mi soledad no ha sido impuesta, sino que es mi elección porque, llegado este preciso momento, soy una mujer con poder de decisión y con claridad mental para saber lo que quiero hacer, con quien quiero estar para adentrarme en mi aventura y descubrir el objetivo de mi vida.

Mi soledad me ha llevado a encontrar a esa otra mitad de mi persona y juntos formamos el ser que soy. En el silencio de los bosques mi alma canta y se eleva, dejo de ser una persona para convertirme en el universo invisible, donde la grandeza de la belleza sublime del aire —torrente de amor—, se une a los tambores de los latidos de la tierra que junto a los murmullos del agua crean una sinfonía de coros de diferentes voces del universo, fundiéndose en una energía cristalina y serena para manifestarse a nuestros sentidos físicos a través de seres vivos, árboles, fragancias, lagos. Manifestaciones de belleza sin igual.  Soy una espectadora de la sublime belleza que ha creado el Amor.

El mundo parece mecerse en ese vaivén de conflictos y falta de humanidad de los seres humanos que nos hace ir a la deriva, por el egoísmo, la traición, la crueldad, por la envidia y los celos que causan graves y profundas heridas e incluso pueden matar.  Nuestro mundo pasa por momentos difíciles, esto no ha cambiado desde el principio de los tiempos y sé que el planeta necesita ayuda urgente. Soy consciente que todo efecto tiene una causa y todo dilema una solución. También sé que tanto tú como yo necesitamos ayuda para volver a reír y volver a volar en libertad con las alas del amor a través de nuestra vida.

La soledad me ha enseñado a ver la grandeza de la belleza del planeta y del ser humano, aunque muchos permanecen dormidos. La soledad me ha enseñado a compartir el amor que recibo con amigos y desconocidos, me ha enseñado a buscar soluciones y ver lo mejor en cada persona porque creo en la grandeza del ser, en las historias de amor verdaderas; en el pensamiento positivo, en el impacto de la palabra dicha con amor y en la acción positiva porque dejan una huella e iluminan el camino para otras personas.

Dicen que mi soledad me ha vuelto un poco loca porque hablo con los árboles y seres invisibles que nos rodean y ayudan a la humanidad y al planeta; estos seres invisibles me recuerdan que amar es traspasar la imaginación para entrar en la trascendencia del alma que me ha enseñado que amar por amar, reír por reír, soñar por soñar es demostrar que estoy viva y que el amor es la única fuerza que tenemos todos los habitantes de la tierra para alcanzar la felicidad.

Pues sí, tal vez, estoy un poco loca… pero soy feliz.