La paz es el camino. Mahatma Gandhi

La paz es el camino. Mahatma Gandhi

El universo, el planeta, la humanidad y los seres vivos alzan su grito al unísono pidiendo “PAZ Y LIBERTAD”.

En este mundo convulsivo en el que vivimos, nuestras vidas están alteradas por la violencia y el sufrimiento de miles de personas que viven a nuestro alrededor. La Humanidad camina en estos momentos con sentimientos contradictorios de esperanza y temor, sintiendo la nostalgia de la paz en su desnuda soledad.  La Humanidad busca y necesita PAZ para vivir y LIBERTAD para hacer frente a cualquier forma de tiranía   impuesta.

No podemos ver la PAZ como un concepto abstracto y general que solo atañe a la sociedad como conjunto. La Paz es un compromiso de cada uno de nosotros, es una actitud, es el camino en la vida cotidiana, estemos donde estemos, en cualquier rincón del planeta. La Paz, a mayor escala, es responsabilidad de los líderes y gobernantes, ellos tienen la obligación de mantener la paz porque en sus manos están las vidas de millones de personas; con mucha tristeza observamos que en algunos países los ciudadanos están al borde del abismo. No se puede tolerar ni admitir que la codicia de algunos dirigentes lleve al pueblo a una sangrienta guerra civil.

La palabra PAZ irradia su luz con prosperidad, dignidad, respeto, tolerancia, libertad, derechos humanos y civiles, pilares necesarios para poder Vivir,   ver a nuestros hijos crecer y a futuras generaciones. Asimismo, la Naturaleza necesita Paz para regenerarse y poder alimentarnos y saciar nuestra sed.

Todos elevamos nuestra plegaria por la PAZ para que todos los seres del planeta, estén donde estén, la puedan oír y sepan que no están solos.

                                      
DERECHOS HUMANOS Y CIVILES

DERECHOS HUMANOS Y CIVILES

Los derechos humanos y los Derechos Civiles, tal y como sus nombres indican, son los Derechos que cada persona posee a su nacimiento, da igual su color, su credo, su etnia, su tradición, su ideología política… su país. Su objetivo es poner fin a tanta injusticia, desequilibrio, caos, violencia, miseria y penuria.

Copio textualmente:
Según Wikipedia: “Los derechos humanos son aquellas «condiciones instrumentales que le permiten a la persona su realización»1. En consecuencia, subsume aquellas libertades, facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos2 que incluyen a toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida digna, «sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición»”.3
Según Wikipedia: “Derechos civiles y políticos, o derechos cívicos, son los derechos que protegen las libertades individuales de su quebrantamiento ilegal (represión) por parte del poder (sea el de los gobiernos o el de cualquier otro agente político, público o privado), y garantizan la capacidad del ciudadano para participar en la vida civil y política del Estado en condiciones de igualdad, y sin discriminación”.
Los derechos humanos y civiles van unidos a la justicia, la libertad y al respeto, cualidades supremas de la Humanidad. En cualquier sociedad —tanto de la antigüedad como de la actual—, las leyes, las normas y las reglas se hicieron para ser cumplidas y así obtener un mejor desarrollo y bienestar para todos los ciudadanos. Las leyes, normas y reglas son para todos iguales y no se puede tolerar más, que unos cuantos individuos hagan unas leyes a su favor en detrimento de los ciudadanos. Una sociedad sin leyes no es posible porque nos llevaría al caos, a la injusticia y a la esclavitud por parte de los más poderosos, cuyas consecuencias y reacciones pueden ser inimaginables y muy violentas.
Para vivir con dignidad y en paz en este abanico multicolor llamado Humanidad, tenemos que cambiar muchas leyes, normas y reglas; cambiar de forma de pensar y cambiar de actitud. En pleno siglo XXI, aún queda mucho trabajo por hacer, muchos problemas por resolver y sobre todo aceptar que la libertad, la paz, la justicia son las bases para una convivencia justa y digna. Solo la honestidad y el respeto hacia el pueblo traen progreso y bienestar a todos los ciudadanos. No podemos encajar a presión las leyes y las normas que unos cuantos han impuesto solo en su beneficio. Si se gobierna con orgullo, con egoísmo, con los oídos tapados, con un ego insatisfecho, deseando a toda costa no perder el sillón del poder, es porque su único interés es controlar y someter a los ciudadanos, llevando al país a un abismo de miseria y sufrimiento.
Si dejamos abiertas las puertas a la violencia, las fuerzas oscuras que destruyen todo: sociedades, vidas, países, valores morales, sueños…, entrarán y todo desaparecerá. . Ninguna raza, religión, etnia, nación… es superior a otra, todos somos seres humanos, por lo tanto, iguales y todos merecemos ser respetados. Sin respeto jamás se alcanzará la Paz y sin Paz no se puede vivir, se sobrevive en el llanto y en el dolor, bajo el yugo de la injusticia. Cerrando las puertas a la violencia y a la intransigencia, nacerá un nuevo periodo para la humanidad de paz y de justicia, donde todos los seres humanos tendrán acceso a la educación, a la sanidad, a la vivienda, al respeto y a la dignidad.
La filosofía de Mahatma Gandhi, AHIMSA, es un imán para miles de personas.  Los pilares de “Ahimsa, la no violencia” son La Paz, la Justicia, La Libertad, el Respeto, la Solidaridad, la Compasión y el Compromiso, y todo esto conlleva tolerancia y perdón; estos pilares toman su fuerza del pilar central, el Amor, esencia y motor de la Humanidad, de cualquier ser vivo y de la naturaleza. Todo forma una unidad y no puede separarse, el uno no existe sin el otro, y como decía Platón: “el mundo está hecho de lo uno y de lo otro”.
DERECHOS HUMANOS

DERECHOS HUMANOS

Los derechos humanos: paz, libertad, dignidad, tolerancia, respeto son las bases para una convivencia pacífica entre todos los seres humanos.

Los derechos humanos nos pertenecen a todos, por igual son nuestro bastión y nuestro estandarte. No se puede seguir permitiendo que unos cuantos individuos sigan desequilibrando nuestro mundo, usándonos como marionetas mientras ellos se esconden en su torre de marfil y juegan a los soldaditos sacrificando a miles de personas que no comprenden ni saben por qué viven ese infierno.

Si nos unimos podemos cambiar el rumbo de las situaciones que tanto dolor causan: guerras, violaciones, masacres, devastación de las culturas aborígenes y de la naturaleza. La gran mayoría de los seres humanos buscan, desean y luchan por la paz, por una vida digna con serenidad y por ver a sus hijos crecer; una manzana podrida pudre a las demás como la minoría que se dedica a desequilibrar todo el planeta y solo desea el aniquilamiento de seres humanos para ellos poder alcanzar su beneficio.

Gran parte de los seres humanos no comprendemos cuál puede ser ese beneficio al que aspiran esos aniquiladores. No se puede seguir quitando vidas humanas por un trozo de tierra, por dinero, por poder, por racismo… Estamos en pleno siglo XXI y no hemos aprendido de nuestros errores del pasado. Es verdad que hay avances tecnológicos y algunos de ellos sirven para destruir vidas humanas y destrozar países por ese beneficio que no logramos comprender.

Gritos de dolor y de desesperación llenan el aire de nuestra Madre Tierra y ella, a su vez, clama pidiendo paz, sus tripas se revuelven y rugen. No se puede seguir tolerando esa apatía de los Gobiernos hacia miles de personas sin hogar, sin protección, sin sustento, ni aliento debido a las guerras, a las violaciones, a la esclavitud, a la violencia, estamos matando a la Madre Tierra y matándonos a nosotros mismos. La gran mayoría de la Humanidad está cansada de esta barbarie y pide el cese inmediato de las guerras, de las armas y levantamos nuestra voz en un himno de paz y de justicia, de libertad y dignidad, de respeto y de tolerancia, de perdón y de compasión.

Sigo sin comprender el porqué de tanta devastación y crueldad…  No sé cuál es el motivo ni la razón, pero debemos recordar que todos somos inquilinos de nuestro cuerpo físico, teniendo un contrato de arrendamiento por un corto y efímero periodo de tiempo en la Madre Tierra. No somos dueños ni siquiera de un cabello, solo nos llevaremos nuestra alma y nuestro Espíritu.

Los seres humanos debemos volver de nuestro exilio espiritual, tolerar las diferencias y unir nuestros valores con respeto y dignidad, solo así conseguiremos una convivencia pacífica.

Este escrito es una súplica para los señores que solo desean la destrucción de vidas humanas por algún beneficio escondido, les ruego que depongan las armas, que dejen la violencia, las masacres, las violaciones para que todos podamos empezar una nueva vida y podamos honrar la memoria de las personas que con gran sacrificio se han ido.

Hay que tener un punto de cordura como Sancho Panza en el Quijote.

Dejemos de jugar a ser dioses de barro y seamos seres humanos.

 

¡EXIJO MI DERECHO A VIVIR!

¡EXIJO MI DERECHO A VIVIR!

La Humanidad está sufriendo un cambio profundo a una velocidad vertiginosa, confusión, destrucción, conflictos cada vez más cruentos. Las relaciones humanas y las comunicaciones entre los seres humanos se hacen más y más frecuentes a través de un ordenador que, cara a cara, relegamos el sentimiento de sentir, de ver chispitas en una mirada a una pantalla sin alma; nos bombardean y manipulan con noticias reales y ficticias; el sufrimiento humano se banaliza; la Naturaleza y el cambio climático sufren cambios drásticos también con graves consecuencias para millones de personas, etc. Cambiamos nuestras costumbres, imitando a otros y de esta forma vamos perdiendo nuestra idiosincrasia tan singular.

Nos imponen reglas, normas, nos dicen cómo tenemos que vivir, qué comer, qué creer, si no seguimos los cánones de la moda no estamos dentro de “la movida” ni estamos bien vistos, la diferencia sigue molestando… somos marionetas articuladas movidas por el más fuerte y nos llevan hacia donde quieren, bajo el son del poder político, social, financiero, religioso…

Los seres humanos somos los únicos responsables del caos en el planeta, de las guerras, de las matanzas, de los odios… de las segregaciones, de las divisiones para ganar… y la solución a dicho caos la tenemos únicamente nosotros, los causantes de dichos sufrimientos.

Muchas voces ahogadas en su grito de horror se preguntan en silencio ¿Por qué no tengo derecho a vivir? ¿Qué hemos hecho mis hijos, mi familia para morir de hambre o por balas que nos arrebatan la vida sin saber por qué?

Al día de hoy, esas personas siguen siendo marionetas en un escenario atroz y cruel.  Viven en un caos de vida sin vivir y de muerte, y los responsables de esas barbaries siguen jugando con sus discursos vacíos, llegando a compromisos ficticios, sin soluciones; todos buscan y quieren sus propios beneficios, sin importarles las atrocidades que están infligiendo.

Es fácil crear guerras y posturas hostiles cuando sus familias y sus amigos están a salvo en sus casas, en sus torres de marfil.  Nuestras voces se alzan y exigen a los creadores de estas atrocidades que paren su barbarie inmediatamente.  Estas personas que viven muriendo tienen derechos a vivir una vida plena con dignidad, respeto y serenidad para que puedan ir sanando las heridas de sus almas cansadas, cuyas cicatrices jamás cicatrizarán. Las cicatrices de estas masacres serán muy dolorosas para el conjunto de la Humanidad.  Estos crímenes de guerra deben ser castigados, la justicia debe ser igual para todos.

Es el momento de reclamar nuestras libertades, nuestros derechos y nuestros valores, de exigir el derecho a vivir nuestras vidas. Tal vez no podamos ayudar físicamente, pero sí podemos alzar nuestras voces para clamar justicia, educación, sanidad, libertad, respeto y dignidad para esas personas cuyas voces se ahogan en gritos de desesperación, voces apagadas que no tienen nada con que luchar porque su único compañero es la muerte.

Una defensa eficaz comienza con la Verdad y la defensa de los derechos humanos: Justicia, Libertad, Respeto, Dignidad y Paz. La condición del alma humana hace que seamos hermanos y ciudadanos del mundo.

Nuestros deseos de hoy serán nuestras realidades de mañana.

Martin Luther King, dijo: “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos, por eso no me duele los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena”.

ME HAN ROBADO MI NOMBRE

ME HAN ROBADO MI NOMBRE

Oigo un estruendo seguido de una detonación, siento temblar la tierra bajo mis pies. Todo se derrumba. Siento un miedo atroz. Caigo en medio de este caos, no sé dónde estoy… he perdido la noción del tiempo y del espacio.

Al recuperar mi consciencia compruebo que todos mis amigos y toda mi familia se han ido, solo quedo yo en medio de esta devastación. Me han arrebatado todo, solo queda mi sombra y está tan perdida que no sabe a dónde ir. Ya no tengo país ni casa, no tengo familia ni amigos, estoy solo y no pertenezco a ningún lugar, me han robado hasta mi nombre, no logro entender el porqué de tanta violencia y crueldad…

He perdido mi nombre, me lo han robado esas personas que son los artífices de estas guerras, que lanzan misiles sin ton ni son, provocando derrumbes, que entierran a cientos de personas inocentes, cuyo único delito es haber nacido en esos países donde los arquitectos de las guerras han decidido devastar en lugar de crear; donde guerrillas masacran a inocentes sin motivo ni razón, donde cientos de niños quedan huérfanos o heridos en lo más profundo de sus tiernas almas.

Me han robado mi nombre y tengo una herida profunda en mi alma tierna, únicamente tengo un recuerdo: “una aldea donde compartíamos lo que teníamos, reíamos, bailábamos, amábamos, no teníamos mucho, pero tampoco lo necesitábamos”, ahora solo es un recuerdo o tal vez una ilusión.

Me han robado mi nombre cuando me violaron, cuando nos hicieron desaparecer, cuando entraron y masacraron a mi familia…

Me han robado mi nombre… todos conocen los horrores que sufren cientos de miles de personas, las ayudas son pocas o no llegan y los que pueden solucionar las terribles situaciones no hacen nada. Los líderes de los países se dedican a hacer reuniones aquí y allá, buscando algún compromiso real o ficticio, pero por el momento, la única realidad es que “miles de personas están a la deriva, muriéndose de hambre y frío, sin casa ni país, personas anónimas que nadie recordará porque les han robado sus nombres”.

Los Líderes dicen que tal vez… la próxima vez… pero yo ya no les creo. Nuestros derechos humanos nos han sido arrebatados de un plumazo.

No se puede seguir permitiendo que unos cuantos monopolicen a millones de personas, llevándolas al límite de la pobreza, de la miseria, dejándolas desamparadas, cansadas, sin saber a dónde ir, que viven sobreviviendo en el día a día. Esas personas sin nombres no comprenden lo que les está pasando, solo saben que para sobrevivir deben abandonar su país. Es inhumano que las personas vivan sin saber hacia dónde se pueden dirigir; dando tumbos y tocando puertas cerradas que nadie desea abrir.

Los derechos humanos se establecieron para que todos los seres humanos del planeta, sin distinción de raza, credo o color, tengamos los mismos derechos, con responsabilidades y obligaciones. Por lo tanto, se espera y se exige de los Gobernantes y Responsables que respeten la condición del ser humano.

Ahora vivimos en un mundo global y con las redes sociales, millones de personas están al corriente de lo que pasa en el mundo al instante, pudiendo opinar sobre todas las cosas, y la gran mayoría de los seres humanos se unen para hacer fuerza con el fin de que la violencia cese y deje de generar tanta crueldad, tantas muertes y que la paz gane y se eleve en un himno de libertad y respeto para que todos tengamos nuestro nombre y nuestra dignidad. La vida de cada ser humano es un eslabón de esa gran cadena llamada Humanidad, cadena viva que palpita, cadena en reacción por lo que todo tiene consecuencias, sobre todo y todos.

La Unión de esos millones de seres humanos que luchan por la paz, luchan también por devolverte tu nombre, tu lugar, tu estima, tu confianza, tu dignidad, tus derechos humanos, tu libertad y tu respeto para que dejes de ser, tu sombra que camina entre las ruinas sin saber hacia dónde ir y vuelvas a recordar quién eres y de dónde vienes.