Me siento bien por aceptar ser quien soy

Me siento bien por aceptar ser quien soy

He comprendido que sentirme bien, es aceptar quién soy, es hacer lo que tengo que hacer y hacer lo correcto, es estar donde debo estar, es tomar las decisiones que tengo que tomar, es luchar y crear y seguir avanzado…

¡ME SIENTO BIEN!

Me gusta mirar a mi alrededor y ver caras sonrientes, serenas, ojos llenos de bondad y alegría, oír el bullicio de la risa, ver como dos personas se cogen de la mano y se besan con ternura y amor, me gusta oír la risa de niños y mayores.

Me siento bien al poder beber el agua clara del río, ver la luz del sol sobre las montañas, oír el canto de los árboles y el coro de los pájaros, me gusta respirar el aire puro, libre de contaminación y me gusta comer alimentos sanos.

Me gusta decir gracias con el corazón y esto me hace sentir bien; es importante sentir gratitud en nuestro ser y no actuar como autómatas o robots, las palabras bellas salen del corazón y nunca se desgastan, al contrario, cobran vida y las personas que las oyen sienten sus energías, ya que su mensaje es de corazón a corazón. Esforcémonos por decir cosas bellas que salgan del corazón, cuantas más mejor, así reconoceremos que nuestro pequeño universo y nuestra vida están hechos con agradecimiento y comprensión.

Me siento bien porque cada vez que me caigo siento la fuerza latente y mágica de mi interior que me ayuda a levantarme y me hace avanzar, siento ese “DESEO” de luchar por conseguir mis objetivos, mis sueños; siento que algo se transforma en mi interior cuando me levanto porque me he caído y sigo avanzando; esa transformación es como la vibración de una gota de agua que cae en un lago en calma y se expande y expande formando ondas, esa vibración es la que me ayuda a crear mi vida, a crear una vida con ventanas abiertas al infinito, una vida que me permite oír el canto de las estrellas, el susurro de los árboles, ver la luz de las montañas y la belleza del agua, ver y sentir los ojos alegres de la bondad de las personas que me rodean.

Me gusta sentir cómo las personas están en la acción y no en la reacción, sé que hay mucho trabajo por hacer, pero cada día tomamos más consciencia de nuestra responsabilidad y de sus efectos tanto en nosotros mismos como en los demás; cada día luchamos con serenidad y fuerza por la paz y la armonía, por la libertad y la tolerancia, desear un mundo mejor ya no es una utopía, y esa energía de gratitud es la que hace que nuestras acciones sean positivas y tengan una repercusión provechosa para nosotros y para toda la humanidad.

Me siento bien por tener la libertad de poder decir las cosas, al no tener miedo o reparo y a decir gracias. Todos podemos expresar lo que sentimos con respeto, ya sea a través del arte, de las palabras, de ONG, de gobiernos, de religiosos…, todos debemos unirnos y decir «GRACIAS A LA VIDA» porque estamos aquí y porque tenemos en nuestras manos el poder de cambiar nuestras vidas y luchar para conseguir nuestros sueños, no podemos volver a enterrarlos en el baúl olvidado del desván.

La vida es transitoria, todo tiene un comienzo y un final, en medio hay una sucesión de acontecimientos, de situaciones, de experiencias que forman nuestra vida, tenemos que acostumbrarnos a vivir en el presente, en el ahora, cada día al máximo, luchando por cambiar aquello que no queremos, con respeto y sin venganza. Vivamos con alegría serena nuestra vida, luchemos en acciones positivas, buscando soluciones y no rupturas, no seamos egoístas pensando solo en nuestras pequeñas historias, seamos una HUMANIDAD con un solo objetivo común, VIVIR EN PAZ Y LIBERTAD.

Solo la unión de todos nosotros “UNO PARA TODOS Y TODOS PARA UNO” ayudará a crear un mundo donde la compasión, el respeto, la tolerancia, la paz y la libertad sean los colores de nuestra bandera, no dividamos más para que algunos venzan, la unión hace la fuerza.

Me siento bien de poder compartir contigo mis palabras, me siento bien de poder vivir y respirar el mismo aire que tú y me siento bien porque todos nos necesitamos para crear la gran obra de teatro que es nuestro futuro. ¡GRACIAS!

Unidad frente a división

Unidad frente a división

Hay hombres y mujeres que hablan de división y no de respeto ni de libertad, son como cohetes que queman el combustible de su nave que va hacia ninguna parte.

La abajo firmante quiere declarar que la vida debe ser vivida, que los sueños deben realizarse, que la meta de todo ser humano es ser feliz.

Son palabras, palabras y palabras cargadas de sentidos y verdades, debemos saber que tenemos el derecho de vivir en el país donde hemos nacido, donde las costumbres, la lengua, la idiosincrasia, forma parte de nosotros y nos da alas para ir hacia donde tenemos que ir, no ser exiliados o vivir en campos de refugiados o en otros países porque hay personas que promueven la división.

En un país donde la unidad es la fuerza, aunque se vivan caminos divergentes, todos tienen derechos, derechos a la democracia y a vivir con respeto, en cambio, si vivimos en un país donde se proclama la división, los derechos dejan de existir trayendo graves consecuencias para todos.

Ya de por sí la vida en la tierra es caótica, no se puede prever las consecuencias de la violencia, ya sea de palabras o acciones y, aun así, estamos a la merced de unos individuos que en lugar de buscar soluciones se comparan unos a otros envenenando el aire que respiramos, asustando a una parte de la humanidad que no sabe a quién creer y no confía en nadie.

Para tener un mayor control sobre las personas se crean guerras frías y calientes y muchos pensamientos oscuros de una época sombría de ignorancia y de crueldad afloran como si fueran sombras que se ciñen sobre nuestras vidas, sintiendo sus garras en nuestra piel, y reabriendo viejas heridas una y otra vez que jamás cicatrizarán.

Tras un periodo confuso y dividido, promovido por los que quieren vencer, manipulando y mintiendo, renace otro en el que la esperanza y la paz son los puntos de anclaje de la nueva bandera de la unión, solo así encontraremos la fuerza para luchar por un mundo mejor donde la tibieza de algunos se perderá y solo será un mal recuerdo.

La unión es la panacea para esa enfermedad llamada división y poder crear un mundo mejor en la paz, la justicia, la libertad, los derechos humanos y el respeto.

 

Marinero

Marinero

Olas rotas que traen espumas,

Gaviotas que hacen cabriolas,

Ojos melancólicos y húmedos que

Sueñan con volver a surcar las aguas

De ninguna parte.

 

Marinero, no estés triste,

Has surcado océanos de la vida,

Y has sido feliz en tus mares,

Amores y sacrificios, tempestades y calma.

 

El ancla solo te permite soñar

Sentado en la roca con tus recuerdos,

Mirando el horizonte de tus deseos.

 

Soplan vientos de libertad

Que sientes en tus adentros.

 

El ancla de tus sueños se ha levantado,

Las olas suaves acogen tu barca,

Atrás queda la espuma de las olas rotas…

 

A la luz del sol moribundo

Decía adiós nuestro marinero…

(foto de la red)

No es el momento de tener miedo

No es el momento de tener miedo

Como decía Pitágoras:

“No podemos permitir que unos cuantos dicten el rumbo de nuestro planeta ni de la Humanidad”

“¡Hombre de Estado!, antes de dar leyes al pueblo, aprende bien las de la armonía”

“Vivir según la Naturaleza es vivir según los dioses”.

Durante siglos nuestros antepasados nos han reiterado una y otra vez que destruir la naturaleza y a nosotros mismos es destruir el don sagrado que todos poseemos, la vida, con graves consecuencias para todos. Si seguimos destruyendo nuestro don sagrado, dejaremos de ser seres humanos para convertirnos en gigantes bestias cuya única distracción es la crueldad.

El panorama que tenemos en el mundo entero es desolador. Ha llegado el momento de elegir y de tomar la decisión de luchar todos juntos por una vida mejor para todos en serenidad, progreso y equilibrio. Es hora de dejar atrás a los gigantes, a las mentes perversas que se alimentan de odio y violencia y que impiden la paz; no es el momento de tener miedo, sino el momento de buscar soluciones urgentes al caos que estamos creando.

Ha habido grandes catástrofes provocadas por seres humanos cuyas consecuencias aún nos hacen sangrar nuestras heridas abiertas. En estos días la Madre Naturaleza se ha manifestado a través de sus entrañas, llorando y aullando sus gritos de desesperanza, haciendo mucho daño a miles de personas. No es el momento de que algunos Gobernantes hagan un pulso con la naturaleza, ni de relaciones de fuerzas, ni de mostrar quién es el más poderoso. Es el momento de tomar medidas y buscar soluciones a tanta miseria, a tanta destrucción y a tantas violaciones de los derechos humanos en todos los países del mundo.

Todos los seres que vivimos en el planeta Tierra somos inquilinos efímeros, nada nos llevaremos el día del adiós definitivo. Así que ¿por qué no disfrutemos de las maravillas del planeta? ¿Por qué no hacemos lo correcto ayudando y compartiendo un poco de serenidad, alegría y amor con todo aquel que se encuentra en la tristeza y en la miseria?

No podemos separar los elementos que componen el planeta —agua, tierra, fuego, aire—, todos juntos forman la unidad de la Naturaleza, al igual que todos los seres humanos formamos la unidad de la Humanidad.

Los Gobernantes tienen una responsabilidad muy grande hacia todos los ciudadanos y hacia la Naturaleza, es primordial que se centren en los problemas actuales, que busquen soluciones y que garanticen el respeto a la Naturaleza y la paz a la Humanidad.

(Dibujo Lorena Ursell. «La Naturaleza Sagrada del Ser Humano»).

Felicidad

Felicidad

Felicidad, flor solitaria que nace

en las aguas profundas y turbias

del alma que se despierta

al dulce aroma de la existencia,

con misteriosos lazos y amables brisas,

sellando el vínculo sagrado de la vida.

Felicidad, diamante que nace

en las entrañas de los corazones

donde el crepitar del fuego

rompe las heladas cadenas

liberando la luz en mil colores.

Felicidad, esencia de estrellas solitarias

que transitan por la vida cargada de enigmas,

tesoros de luces y alegrías,

cofres de sombras y tristezas,

brillando como el sol y la luna

a través de la fuerza de la experiencia.

Felicidad, fragancia y extracto de vida y energía

que debemos acariciar y custodiar

para no perder ni un instante de vida

ignorándola o matándola en la pena

porque si la ignoramos o la matamos,

ahogamos nuestra alma en nuestra propia desidia.

Felicidad, flor, diamante, esencia y vida

nace en el corazón de aquel que ama

y lucha cada día contra cadenas invisibles

que matan la vida,

pero renace con la fuerza infinita y eterna

que nos recuerda

con su fragancia nuestra esencia divina.