El día después

El día después

Desde 1975 la ONU instauró el 8 de marzo como “el Día Internacional de la Mujer”.  El 8 de marzo es un día de reivindicación de los derechos de la Mujer con respecto a la igualdad, la libertad y la justicia del hombre.  Cada año se unen a esta lucha más hombres porque comprenden que la Mujer es su otro igual. Aunque se han dado pasos, aún queda mucho camino por hacer, sigue habiendo demasiada desigualdad, injusticia, así como menosprecio a un ser humano llamado Mujer, que no olvidemos, es el 50 % de la Humanidad.

Cuando una Mujer o un Hombre está en inferioridad de condiciones, el otro propicia la violencia y la sumisión a través de su superioridad. Si miramos a través de la Historia vemos que la Mujer ha estado sometida al hombre y limitada en sus sueños y educación, estando, pocas veces, su labor reconocida. Hay muchos aspectos hoy en día, donde aún sigue habiendo esa desigualdad, por ejemplo, en el campo religioso, la Mujer, aún no puede llegar a ser su máximo representante, ya que solo el hombre puede ostentar dicho poder. En el campo político, pocas veces, se ve a una Mujer presidenta, aunque empieza en algunos países a hacerse notar su presencia en el gobierno, pese a que en otros países es prácticamente nula. En el campo profesional siguen habiendo grandes diferencias en todos los países del mundo, incluso en occidente, que tanto nos vanagloriamos de nuestra libertad e igualdad. El ser humano Mujer durante años ha tenido que competir y sigue compitiendo para demostrar que es capaz de hacer igual de bien las mismas cosas que un ser humano Hombre, como por ejemplo acceder a un puesto de trabajo y, en igualdad de condiciones, no le queda otra opción que aceptar un salario más bajo.  En el campo deportivo, hasta hace muy poco tiempo los equipos femeninos estaban relegados a un segundo plano… Esta desigualdad e injusticia debe terminar. Los seres humanos, Mujer y Hombre, son iguales, pero con diferentes trajes corporales. No hay razón para seguir con esa lucha de desigualdad, creer en la superioridad implica que existe inferioridad en la otra parte. La balanza de la Justicia es igual —o debería serlo – para todos, el equilibrio de la balanza debe ser perfecto, sin inclinaciones hacia ningún lado.

Con mucho coraje, fuerza y valor se han ido dando pasos para ir reconociendo a esa otra mitad de la Humanidad, la Mujer. El ser humano Hombre va comprendiendo y aceptando que el ser humano Mujer merece respeto e igualdad por ser una persona igual que él, incluso en los países donde está relegada a un plano casi inexistente. La violación, la violencia, el acoso, la injusticia están en nuestra mesa cada día, también en occidente que tanto alardeamos de derechos humanos y libertad.

En este escenario de injusticia y desigualdad debemos luchar por una justicia igual para todos. No podemos seguir ocultando atrocidades bajo la etiqueta de cultura, tradición o creencia y que la Mujer siga siendo objeto de cambio, de placer o mercancía, de compra-venta, es inaceptable. Los violadores y maltratadores, ya sea física o psíquicamente, deben ser juzgados, sin excusas, como criminales, porque en realidad lo son, matan una parte importante de la persona a la que someten. Las Leyes de igualdad y justicia deben promulgarse inmediatamente para evitar más muertes e injusticias.

En pleno s. XXI me pregunto: ¿por qué se sigue temiendo a la Mujer? Los hombres que así lo sientan deben replantearse dicha pregunta y en lugar de encontrar un muro ante ella, deben ver un puente cuyo desafío es sobre ellos mismos, así se irá creciendo como personas.

El grito “¡BASTA YA DE VIOLENCIA Y DE INJUSTICIA!”, es unánime y se oye cada día en el planeta entero. Es responsabilidad de todos luchar por los derechos del ser humano, Mujer empezando en casa con la educación igualitaria, dejando a un lado la diferencia entre machotes y muñecas y continuando en la escuela, universidad, trabajo, sociedad, recordando que solo somos diferentes físicamente. El día de los derechos de la Mujer no se limita al 8 de marzo, siempre está el día después.

Muchos hombres y mujeres desean crear universos donde se pueda vivir en equilibrio, serenidad y armonía y no en luchas constantes como se vive en la actualidad. Ha llegado el momento de que los conceptos erróneos y la división de bandos masculinos y femeninos se barran de las conciencias de los seres humanos. Es hora de unirnos bajo la bandera de la HUMANIDAD, donde está impreso la Mujer y el Hombre por igual.