HEKA, la magia de los dioses

HEKA, la magia de los dioses

Los seres que aceptan las enseñanzas que provienen de tiempos inmemoriales es porque su espíritu, así se lo sugiere, sienten ansia de buscar la Verdad, el Amor, la Belleza, esencias que le llevan a la armonía del Ser.

Esos seres se maravillan de los misterios de la Naturaleza y del Universo, así como de la naturaleza intrínseca y profunda del ser humano. Sienten el espíritu natural del alma del mundo y del alma humana, por eso sienten sosiego y equilibrio, energía que produce bienestar y coraje para explorar la vida; en tiempos pretéritos ese conocimiento y esa fuerza primigenia se denominaba magia, y el aprendiz a esa sabiduría tenía que pasar unos años de estudio y pruebas antes de las diversas iniciaciones, sabiendo que podía pagar un alto precio; el objetivo principal era recuperar la memoria primigenia, es decir saber quiénes eran y así saber de dónde provenían. Sabían que si eran capaces de recordar podían conectar con esa energía mágica que es el alma universal.

En el antiguo Egipto, a esa potencia creadora de unión, de relación, de transformación, de magia se la llamaba HEKA. Sabían que existía el macrocosmos —universo—, el microcosmos —ser humano— y la parte intermediaria que une a ambos universos, el mesocosmos que contiene parte del alma universal y parte del alma humana. Si logramos ser conscientes de estas tres partes, entramos en el mundo de la magia, de la unión, del universo de Maat, armonía donde la magia del Ser se hace realidad.

Los pájaros cuando vuelan en grupo dejan una estela para que los que vengan detrás puedan seguirla. Así, también nosotros seguimos las huellas de nuestros ancestros cuya trayectoria nos ha llevado al presente. Todo en la Vida está relacionado con nosotros mismos, con los demás, con la naturaleza y con el universo, y cuando rechazamos una parte, consciente o inconscientemente, nos sentimos mal, angustiados, cansados, tristes porque estamos en desequilibrio.

Cada civilización, cada sociedad ha tenido y tiene una visión diferente del mundo. Cada sociedad crea leyes para mantener un orden dentro de sus fronteras, aunque esas leyes no sean iguales para todos los ciudadanos, hoy en día el más fuerte es el que gana, no él más justo. Toda la sociedad necesita de una acción justa para evitar que gobernantes tiránicos impongan sus injusticias. Para evitar las injusticias es necesario que todos nosotros nos curemos el alma de la codicia del poder y dinero, de la mediocridad de ser débiles y no tener coraje para enfrentarnos a la vida; de la ignorancia que nos impide discernir para ver con claridad, del egoísmo que nos lleva a la indiferencia con otro ser humano. No olvidemos que la historia la hacen los seres humanos para bien y para mal, no los países como trozo de tierra ni los dioses.

Ya en tiempos inmemoriales se desarrolló un profundo conocimiento del ser humano, de la naturaleza y del cosmos —del ser humano como ente biológico y alma; de la naturaleza como un principio dinámico cuya fuerza todo mueve y se transforma creando vida para que los seres vivos puedan desarrollarse e ir más allá de lo aparente, yendo de lo uno a lo múltiple y viceversa; del cosmos como ente primordial que todo contiene y es fuerza creadora que genera Vida a través de la Conciencia Universal, en diferentes escalas, evidentemente. El cosmos es el caos ordenado para que la razón humana pueda comprender con todos sus cuerpos su verdadera naturaleza primigenia. Hoy en día hemos perdido la perspectiva del Ser y nos centramos en la pequeña mente racional donde todo se fracciona en lugar de buscar la unidad. Vivimos en lo opuesto a HEKA.

Para volver al mundo de la magia de los dioses hay que desearlo en el corazón dorado, hay trabajar sobre uno mismo, esforzase por comprender los enigmas de nuestra vida y de nosotros mismos, rompiendo velos para ver más claro; como decía Epicteto ir creando nuestra propia escultura, lo que implica quitar lo superfluo. Penetrar en el mundo de HEKA es reconocer el alma, elevar el espíritu hacia el Bien, esencia de Todo, porque cuando hacemos lo correcto todo se armoniza en nuestro interior y como consecuencia nuestro exterior, cambia. La persona está dispuesta a quitarse la máscara y verse como parte indivisible, individuo, entrando en la unidad y sintiendo la vibración de la magia de los dioses, HEKA. El humano que se maravilla de la naturaleza del universo, de la naturaleza como planeta y de la naturaleza del ser humano, vive la magia en su interior, vive libremente y la luz de su interior irradia a través de sus ojos.

Hoy en el siglo XXI pensamos que lo que tenemos prima sobre lo que somos, de ahí vienen el desequilibrio y el desorden tanto en la política social como individual, vivimos en un desorden interior porque nos hemos alejado del orden del cosmos. Hemos perdido el objetivo que es conquistar nuestra libertad y serenidad para poder vivir con dignidad y armonía. Si estamos en la dinámica de buscar la armonía, tomamos distancia de las situaciones, de las emociones y vemos las cosas con otra perspectiva, comprendemos las situaciones, las relaciones y no nos lanzamos de cabeza al conflicto porque nuestro discernimiento nos mantiene en el equilibrio, dejamos de estar en la reacción para centrarnos en la acción de construir y observar para aprender, pues todos aprendemos de todos.

HEKA, la magia de los dioses es el nudo invisible que todo entrelaza, que une el mundo visible de lo manifestado al mundo invisible del universo, cuya fuerza todo anima —el alma del universo, el alma del mundo, el alma del ser humano—.  Somos almas vivas y eternas y podemos sentir en todos nuestros cuerpos la armonía del Universo, principio de Vida. Solo tenemos que recordar para conectar, por eso los antiguos filósofos daban tanta importancia a la memoria.

Vivir en la magia del Alma, de la Vida que todo anima es vivir en otra dimensión donde la justicia y la dignidad son dioses que hay que respetar para vivir en Maat, diosa de la armonía, que gobierna el timón de nuestro Ser donde las potencias de lo Bello, de lo Justo, de la Verdad residen, así podemos vivir según nuestros parámetros sin necesidad de echar la culpa a otros de nuestra torpeza y errores, somos conscientes de nuestra responsabilidad, esta es la magia del ser humano.

Como he dicho anteriormente, la historia la hacemos las personas, no los países, ni Dios. Solamente, los seres humanos creamos el conflicto al olvidar el orden en nuestro interior, somos un reflejo del cosmos y no podemos olvidar los derechos y obligaciones que tenemos.

Aprender a vivir, aprender a observar, aprender a amarnos, aprender a respetarnos, aprender a deleitarnos con la Naturaleza que todo engloba, es HEKA, la magia de los dioses, así dejaremos una estela en el cielo y en la tierra para que los que vengan detrás encuentren fácilmente el camino.

(Libro: “La Naturaleza Sagrada del Ser Humano”. Dibujo Lorena Ursell)

La dimensión de lo invisible

La dimensión de lo invisible

Séneca, decía: “No hay que esperar a que pase la tormenta, hay que aprender a bailar bajo la lluvia”.

Aunque creamos que estamos bien porque tenemos un trabajo, una casa, familia, amigos, vida social, etc., nuestra serenidad y alegría depende del estado que sintamos dentro de nosotros siendo una actitud individual.

En la actualidad nos hemos acostumbrado a vivir bajo el dominio mental y hemos olvidado el corazón, sede de la sabiduría, de la intuición, de la imaginación, estamos perdiendo la memoria porque la delegamos pulsando botones y así nuestra creatividad, se apaga. La memoria es importante para recordar lo esencial que es conocernos.

El conocimiento universal irriga todas las civilizaciones, se ha transmitido oralmente y se han escrito obras sobre el coraje, la amistad, el valor, la justicia, el honor que han calado en lo profundo del ser humano, llevando al apogeo un saber que permitió un bienestar social, sin embargo, también la ignorancia, codicia y miedo de algunos hicieron tambalear dichos pilares de equilibrio creando caos y ruinas; y como todo es cíclico, vuelta a empezar.

El conocimiento es una fuerza manifestada de la sabiduría que proviene del mundo invisible.  Los antiguos simbolizaban esa fuerza como un círculo, con su centro, de donde todo emana; los radios van del interior al exterior y viceversa, así como de arriba abajo, es decir, todo está contenido en ese círculo: lo oculto y la apariencia; nosotros llevamos ese círculo, impreso en nuestro corazón.

Hay un denominador común en los seres humanos mientras vivimos en el mundo —sufrimiento, traiciones, celos y también alegría, amistad, confianza, es decir, estamos siempre en la lucha de los contrarios y esto es nuestra norma de vida—. Los extremos siempre son fuerzas poderosas de manipulación, esclavitud y control. Para equilibrar los opuestos es necesario llegar al equilibrio y para ello tenemos que conocer nuestra relación entre nosotros y los demás, tomar distancia para observar y así comprender nuestra situación y la del otro.

Los seres humanos cuando no entendemos tenemos miedo, por eso estamos tan apegados a nuestro mundo material porque sentimos algo parecido a la seguridad y al bienestar, aunque pocos viven una vida plena de serenidad y alegría. Sin embargo, si nos conocemos y podemos averiguar en qué nos equivocamos, qué deseamos enmendar y qué realizar, la dimensión invisible aparecerá como un sendero para que podamos caminar.

La dimensión invisible va más allá del conocimiento, nos enseña a relacionarnos con nosotros mismos, a tomar distancia para mejor observar, a pensar con el corazón, a ser eficaces porque somos lo que hacemos, nos da claridad de pensamiento y lo mejor es que esas experiencias se viven en la cotidianidad de nuestra vida.

Kabir dijo: “la vida es un juego entre el alma de cada hombre y Dios”.

Einstein dijo: “Soy en verdad un viajero solitario y los ideales que han iluminado mi camino y han proporcionado una y otra vez nuevo valor para afrontar la vida, han sido la belleza, la bondad y la verdad”.

La dimensión invisible nos conduce a la eternidad porque entramos en la dimensión de Maat.

Guía del canario que más sabe de las islas para conocer sus misterios: “Existen los encantamientos”

Guía del canario que más sabe de las islas para conocer sus misterios: “Existen los encantamientos”

  • José Gregorio González expone en ‘Guía mágica de Canarias’ los grandes misterios y leyendas que esconde el archipiélago

  • ¿Qué explica que miles de personas afirmen haber divisado San Borondón, la isla que aparece y desaparece?

  • Los avistamientos de luces misteriosas son populares en la islas, pero el periodista afirma que por el momento “no tiene una explicación”

Canarias, ese archipiélago del que parece que muchos solo recuerdan cuando tienen que planear sus vacaciones para disfrutar del buen tiempo, el sol y la playa, tiene mucho más que ofrecer. Desde las tradiciones propias de cada isla, a la gastronomía y las leyendas que envuelven sus parajes. De esto último sabe mucho el periodista José Gregorio González, autor de ‘Guía mágica de Canarias’ (Ediciones Luciérnaga), un libro que es una actualización del que ya publicó en 2015 y que para él ha sido “apasionante. Con cada tema que afrontaba surgían varios más dignos de ser plasmados”, cuenta a Uppers.

 

En sus páginas te alejas del sol y la playa para adentrarte en los misterios, la mitología o la magia que envuelve al archipiélago canario. A pesar de llevar décadas dedicándose a los secretos de Canarias, González asegura que creando esta guía ha descubierto muchas cosas que le han sorprendido de las que no tenía conocimiento y que, obviamente, ha plasmado en el libro para todo aquel que quiera saber más sobre San Borondón, los guanches o las leyendas que forman parte de las costumbres y fiestas canarias.

 

¿Hay algún misterio que se haya quedado fuera y que tenga ganas investigar? 

Hay bastantes, en especial historias relacionadas con los archivos de la Inquisición en Canarias sobre pactos con el diablo o brujas vampiras. También hay personajes en el ámbito religioso que fueron señalados como hacedores de prodigios. Una cosa que me encantaría hacer en el futuro es sumergirme en aguas de Pechiguera, en Lanzarote, para filmar unas estructuras submarinas que parecen artificiales, callejuelas, escalones, plataformas, es muy sugerente.

 

¿Cuál de todos los enigmas es el que más interés te despierta? 

Soy una persona extremadamente curiosa, de manera que me involucro con verdadero interés en todos. Puestos a elegir, me encanta el enigma de las ‘luces populares’, extrañas luminarias que muestran un comportamiento aparentemente inteligente y que son vistas de manera recurrente, desde hace siglos, en diferentes islas. Me fascina su duración, las reacciones que parecen tener, el número tan grande de testigos… La Luz de Mafasca en Fuerteventura o el Hacho de La Laguna, en Valleseco, Gran Canaria, son dos ejemplos.

 

¿Uno sobre el que te gustaría conocer más? 

Hay un caso ocurrido en La Palma, en 1628, conocido como El Alma de Tacande. Fueron 87 días de fenómenos paranormales que llevaron al Obispado a abrir una investigación y, tras eso, ordenar a todas las parroquias que oficiaran una misa con la que dar luz a dicha alma. En la crónica de ese caso hubo interrogatorios y objetos que surgieron de la nada o marcas dejadas por manos invisibles. Me encantaría encontrar esos documentos y materiales.

 

¿Crees que las Islas son los restos de la Atlántida? 

La historia de Canarias, desde el punto de vista mitológico, está vinculada a la Atlántida. En cuanto a lo geológico y cultural, yo soy partidario de un modelo de Atlántida diferente, vinculada con la configuración de los territorios antes de la última glaciación. En esa etapa, las costas atlánticas de África, la enínsula Ibérica y Canarias eran muy diferentes y el clima era muy propicio para el establecimiento de una gran cultura, como el Sahara como un vergel. Eso cambio al derretirse el hielo y subir el nivel de las aguas. Creo que la Atlántida era una gran civilización ribereña que tuvo que dispersarse, no un continente que se hundió en medio del Atlántico.

 

 

¿Por qué nos fascina tanto el misterio de San Borondón? 

Una de las claves está en que evoca a los paraísos perdidos y las tierras por descubrir, algo que movió a la humanidad durante milenios. Hoy la tecnología nos permite rastrear al milímetro el planeta, y la posibilidad de que existan territorios por explorar, ciudades por descubrir o incluso animales desconocidos, es estimulante. San Borondón nos remite a una isla perdida, escurridiza, envuelta en un encantamiento, en la que se creyó con tanta fuerza que se enviaron expediciones en su búsqueda, además de tener su propio obispo y capitán general. Se cuentan por miles los testigos que la han visto en el horizonte, apareció en una decena de mapas antiguos, fue perfilada numerosas veces, empapando la cultura e identidad canaria. La más reciente observación, con fotos incluidas, fue del diciembre pasado, con lo cual, el fenómeno que originó la leyenda sigue activo.

 

¿A qué cree que se debe el origen de la isla que aparece y desaparece?

Posiblemente es un tipo de espejismo o efecto óptico, con sus rarezas, según los expertos. No son nubes ni es la sombra del Teide, de manera que, descartando que realmente sea una isla fantasma, la solución debe estar en lo óptico. En Canarias existe el fenómeno de los ‘encantamientos’, que nos remite a ciudades y poblados que aparecen en el mar o tierra adentro en determinadas fechas, como la víspera de San Juan. No obstante, geológicamente hablando, el nombre de San Borondón se le asignó a uno de los muchos islotes submarinos que han sido descubiertos por los buques oceanográficos.

 

¿Se comunicaban los guanches de una isla a otra? 

Ese es un debate que sigue abierto. Hay alguna leyenda, como la de Gara y Jonay, que habla de comunicación entre La Gomera y Tenerife, además de referencias en la crónica normanda Le Canarien y especialmente en la obra de Leonardo Torriani. Este ingeniero genovés enviado a las islas por Felipe II planteaba una ruta costera por Gran Canaria, navegación entre Gran Canaria y Fuerteventura, y entre Gran Canaria y Tenerife. Pero, salvo algunos grabados rupestres y lecturas toponímicas, no tenemos restos de estas embarcaciones. Por eso se sigue discutiendo, pero el sentido común también apunta a la existencia de navegación.

 

¿Eran muy diferentes sus costumbres entre islas? 

Las fuentes escritas, las orales y la investigación arqueológica revelan una cultura troncal, es decir, pertenecían al mismo ámbito bereber, pero seguramente eran de tribus y localizaciones geográficas distintas. Eso, y la propia evolución por islas, así como las influencias externas, fueron diferenciándolas en detalles distintivos, como el tipo de construcciones, el arte rupestre, etc.

 

¿Tenían los ojos azules? 

Un porcentaje importante, quizá un 30-35%, los tendrían claros, como el pelo y la piel, predominando el pelo castaño. Eran sujetos altos y fuertes, adaptados a una vida en la naturaleza. Todo ello los singularizaba físicamente frente a los europeos.

 

¿Cuáles son los principales misterios que sigue envolviendo a la población guanche? 

Muchos. Su lugar exacto de procedencia, el origen de su técnica de momificación, los contactos que mantuvieron con otras culturas, el significado de su escritura y arte rupestre, la utilidad de las pintadera e ídolos, la localización de las grandes necrópolis guanches, etc.

 

¿Qué se sabe de las pirámides de Güimar? 

El debate sigue abierto y creo que hace falta valentía para llevar a cabo una verdadera investigación arqueológica que disipe las dudas. En su momento se hicieron sondeos, muy condicionados por la posición belicosa de la Universidad de La laguna.

 

¿Cree que están más relacionadas con la agricultura o con la astronomía? 

Astronomía y culto astral, aunque ligado a la productividad de la tierra y el ganado, todo ello en un contexto aborigen. Sin embargo, las estructuras actuales, de gran monumentalidad, fueron ampliadas y ‘mejoradas’, siguiendo un modelo anterior, por agricultores en el siglo XIX.

 

Habla en el libro de los avistamientos de luces misteriosas. ¿Ha visto alguna? 

En el libro abordo las luces populares, un fenómeno muy misterioso vinculado al ámbito rural, y también menciono el tema OVNI, que tiene un componente, al menos en apariencia, más tecnológico. OVNIs no he visto, pero luces populares sí, en el interior de la Caldera de Taburiente, en una madrugada en la que nos vimos obligados a acampar en un barranco. Fue fugaz, pero las vimos muy próximas.

 

¿Cómo cree que se explican? 

Una vez investigados y descartados aquellos casos que no son genuinos, para el resto de alta extrañeza, no tengo explicación para ninguno de los dos fenómenos. Hace unos meses se publicó un estudio muy riguroso, internacional, que plantea que el plasma, el cuarto estado de la materia que abunda en capas altas de la atmósfera, podría ser una forma de vida, o pre-vida, no biológica. Es un asunto muy interesante, ya que los investigadores lo relacionaban con algunas manifestaciones de OVNIs.

 

También hay mucha magia relacionada con la religión, como la ermita de los Dolores en Lanzarote, construida en honor a la Virgen que frenó las coladas de lava de Timanfaya. ¿Por qué estas historias han calado tanto en la población? 

Vivimos en un territorio volcánico, con una fuerza de la naturaleza imparable, devastadora. En la antigüedad se relacionó con lo maligno y las culturas indígenas realizaban ofrendas para contenerlas. Obviamente, desde el pensamiento cristiano, solo se podían detener por mediación divina, de manera que vírgenes, santos o cruces, intercedían o eran el vehículo de supuestos prodigios que implicaban que la lava se detuviera o se desviara. En la desesperación e incertidumbre, buscamos a qué aferrarnos y respuestas, eso ocurre cada día en la vida individual, y también en la colectiva.

 

¿Puede ser este libro una guía para un turismo alternativo, alejado del sol y la playa que caracteriza a las islas? 

Puede serlo, pero también es complementario a ese turismo, no pretende ser excluyente. Canarias recibe millones de turistas anuales por ese reclamo de playas y sol, así que en ese turismo más de ocio también hay espacio para que conozcan las islas desde sus misterios. Esta guía permite salir del ‘todo incluido’ y la tumbona, y disfrutar con mayor alcance de este territorio.

 

Ofrece siete rutas mágicas, una por isla, ¿cuál es su favorita? 

Imposible elegir. Me encanta la serenidad que trasmite Fuerteventura, la manera en la que las fuerzas de la naturaleza te envuelven en La Palma, los mil misterios de La Gomera, la potencia del Teide o el Roque Nublo. Es imposible elegir.

 

Fuente: UPPERS.ES

Viejas almas vuelven como estrellas fugaces

Viejas almas vuelven como estrellas fugaces

En el siglo XV-XVI se reunieron en Europa grandes mentes, entre ellas Giordano Bruno, Pico de la Mirandola y Erasmus de Róterdam, que defendieron con su vida el amor a la libertad, a la justicia, a la dignidad del ser humano, al universo, a la esencia Creadora.

Sus legados destruyeron murallas y crearon vergeles de ideas, pensamientos, acciones que brotaron como flores raras en un desierto árido y, sin embargo, ese océano de arena estaba sediento de esa fuente de conocimiento y, poco a poco, algunas gotas de arena florecieron y se expandieron con el viento hacia otros confines de fértil suelo.

Todos ellos vivieron unas vidas de peligros, combates y persecuciones, pero ninguno se retractó de su verdad y aunque durante siglos estuvieron olvidados, esas semillas de luz volvieron a crecer y a brillar trayendo nuevas fuerzas para que el buscador de la verdad pudiera continuar el camino.

En ese universo de millones de mundos, en una estrella en la constelación de las Pléyades, estos tres titanes se encontraron y recordaron algunos momentos en nuestro planeta que tanto amaron.

—Erasmus: ¿Cuánto tiempo hace que no coincidíamos?, he estado viajando por universos y mundos diversos, ¡cuánta razón tenías, Giordano, al defender la infinitud del universo y su movimiento eterno!

—Giordano, en la tierra me condenaron por hereje, pero es maravilloso ver esta realidad con nuestros propios ojos, risas…, ahora somos pura energía. Sabía que el universo es infinito, con sus miles de formas y mundos; mi intuición, mis reminiscencias me ayudaron a ver y a comprender la existencia de millones de vidas diferentes, entre ellas la de la Tierra, sin embargo, mi compromiso de lealtad fue el latido de mi corazón, aunque la ignorancia pesó más que la verdad. Sabemos, que cuando nacemos como humanos perdemos parte de nuestra conciencia universal y nos olvidamos de quienes somos; al vivir incompletos, nuestro ego e ignorancia toman el relevo de esa sabiduría olvidada y nos hacen creer que todo lo sabemos…, (sensación de tristeza por ese gran error que domina la Tierra). El dolor y sufrimiento que algunos humanos han provocado al imponer dogmas, creencias, errores a través de eones, ha sido cruel y devastador. Mirando el escenario actual del mundo del siglo XXI, no ha cambiado mucho, unos dioses han sido reemplazados por otros y siguen causando graves daños.

—Pico, ¡Me alegra veros! Yo también he estado viajando por este infinito universo que todo es. Somos el ayer, el hoy y el mañana. Este enigma que los humanos piensan poder descubrir con su mente solo trae más confusión y error; solo aquellos que están dispuestos a desentrañar dicho enigma lo pueden hacer con una mente abierta y sincera, llaves que abren la puerta al universo interior. Me conocieron en la tierra como el príncipe de la concordia, deseaba que comprendieran que conciliando los opuestos se origina la libertad de pensamiento, elevando nuestros pensamientos, nos elevamos nosotros mismos, así podemos buscar la grandeza y aportar una flor a ese infinito jardín que es el conocimiento interior y la vida; la dignidad humana es vital para vivir. La finalidad del Ser Humano no ha cambiado, sigue siendo lograr su evolución interior no solo material e intelectual, sino también de la conciencia, solo así se llega a la concordia entre los principios y los fines, al equilibrio —sin críticas y sin juicios—, buscando la verdad en su Ser. Todos hemos sido víctimas de la violencia e ignorancia, no solo intelectual, sino también filosófica (amor a la verdad, a la sabiduría); el no comprender que no es entender, trae esas terribles consecuencias. Yo defendía la concordia, la libertad, el libre pensamiento para que cada uno fuera su propio explorador, que sintiera su grandeza uniendo el cielo y la tierra. Ahora en este precioso lugar etéreo te das cuenta de que cada ser humano tiene su propio camino, y al ser dueño de su vida debe acallar la voz de la destrucción provocada por la competición, el egoísmo, la ignorancia y centrarse para oír su voz interior, la voz del corazón para que pueda vivir armonizado con las leyes de la naturaleza y así evitar más conflictos. Vivir en el corazón es vivir la experiencia interior, el que no experimenta, no sabe; hay que saber para comprender.

—E. añadió: la educación es la base de la formación, no solo una educación libresca, sino una formación como humanidad, viviendo en unidad, en la concordia y en la verdad; dejar de competir constantemente para evitar la división, el estrés y la ira que producen esa carrera sin meta. Es importantísimo enseñar desde la más tierna infancia valores de respeto, de libertad, de lo justo, de la verdad, enseñar que la verdad es sentirse en armonía para que su conciencia crezca como un roble y le guie a medida que vaya creciendo para que cuando sea adulto tome decisiones correctas, basadas en el corazón, en el sentido común y no en la pequeña mente del ego. Como Sócrates, hay que ser polémico y conciliador, buscar y conocer los arcanos de las enseñanzas de todo el mundo, para que se den cuenta de que la esencia de la verdadera enseñanza secreta es la misma, somos almas en cuerpos físicos. El ser humano es un microcosmos dentro del macrocosmos, por eso es libre y digno porque es el actor de su destino, así sabrá vivir la vida y no estará a la merced de las opiniones cargadas de prejuicios.

En ese momento de complicidad, de silencio, de amor, una nueva energía se sumó al trío, era el alma del querido Sócrates, que al oír su nombre quería dejar una estela de compasión y amor. Sócrates trajo consigo una luz muy intensa y ligera, como una risa salida del corazón de cristal que hace vibrar las cuerdas de los planetas.

—Nuestras experiencias como humanos son como miles de gotas de agua que chocan entre ellas para generar la lluvia que trae abundancia o destrucción. Todos llevamos dentro la conciencia superior, el YO SOY, voz interior que nos guía, como mi daimon y a la que debemos conocer. Es muy   importante, diría vital, conocerse a sí mismo para poder decidir y no entrar en esa opinión de los demás que tiene algo de verdad y algo de mentira. Cuando nos conocemos como humanos, podemos armonizarnos con las leyes de la naturaleza para aceptar que todo en la tierra es cíclico, efímero, por lo tanto, vivir en armonía con nuestra alma, alimentándola de pensamientos elevados, siendo éticos, como decían los egipcios vivir según las leyes de Maat —verdad, justicia, armonía, respeto— nos proporciona alegría y buen humor porque sabemos que nuestra misión es despertar al alma inmortal y volver a casa.

Las cuatro energías se unieron y una estrella gigante nació para que sus semillas-partículas llegaran de nuevo a la Tierra como estrellas fugaces, trayendo deseos de sabiduría: “¡Qué las leyes de la Naturaleza sean comprendidas! ¡Qué los espíritus dormidos despierten algún día! ¡Qué los humanos comprendan la unidad de la humanidad! ¡Qué la ignorancia presuntuosa deje de causar servilismo! ¡Qué el ser humano pueda verse en el espejo de la sabiduría y se reconozca! ¡Qué pueda conocerse a sí mismo para conocer su universo!”.

(Dibujo Lorena Ursell. “La Naturaleza Sagrada del Ser Humano”)

El espejo de los tiempos

El espejo de los tiempos

El pasado es el espejo de la época y no podemos obviarlo.

Tantas guerras por el poder, tantas vidas eliminadas, tanto dolor y sufrimiento causados por el deseo de poder sin límites de individuos que se han vuelto esclavos de su propio apetito y que, aunque clamen ser los salvadores del mundo, sus corazones laten al compás de la violencia. Como decía Charles de Gaulle, “Los hombres pueden tener amigos, no los jefes de Estado”.

En el espejo de los tiempos vemos cómo se ha deformado la imagen de la humanidad —la sociedad cambia y no siempre a mejor—, por eso hay que cortar las cadenas de nuestros condicionamientos externos para ir más allá del mundo artificial y adentrarnos en nuestra propia conciencia: “lo que se recomienda a otro, debe aplicarse a uno mismo primero, decía Gandhi”.

A lo largo de la historia humana siempre ha habido seres que han luchado para cambiar la forma de pensar de una sociedad dormida, sociedad a la que todos pertenecemos. El resultado al cambio siempre ha sido doloroso y cruel. Sin embargo, el cambio se ha realizado a través de las ideas naturales que pertenecen a las leyes del universo y emergen en nuestro interior, los valientes las llevan de bandera cuyos símbolos son la verdad, la justicia, la libertad que ondean al viento para que ese movimiento eterno esparza sus semillas por todo el planeta.

Nuestra sociedad está en decadencia porque los valores éticos han sido enterrados, no existen en nuestra vida, solo el materialismo florece y nos adoctrina para hacernos esclavos del deseo de poseer lo que nos crea necesidades ilusorias y por las que pagamos un alto precio. Al no tener valores, no sentimos empatía por la raza humana, la dividimos, la ignoramos y nos asentamos en nuestro confort irresponsable. Esta crisis social conlleva frustración y violencia.  No podemos seguir moviéndonos por ciegas y sordas pasiones. ¡Qué paradoja!, deseamos conquistar planetas y, sin embargo, no sabemos vivir en el nuestro.

La imagen que nos refleja el espejo es triste, no por ser en blanco y negro, sino por lo desolador y devastador de la imagen que refleja —hambre, sequía, llanto, desesperación, muerte; guerras que no paran, mares que se tiñen de rojo y guardan en sus profundidades las memorias de miles de personas que huyeron del atroz sufrimiento para sucumbir a las olas del viento; océanos que en lugar de seres vivos se han cubierto de plástico…— El equilibrio de la Humanidad y del Planeta se está destruyendo, vivimos confrontados con la vida y nos aliamos con la muerte. No podemos olvidar que cuando una avalancha está en marcha es imparable.  La Humanidad está herida en su alma.

El espejo del mundo nos invita a ver la unidad en todo, no a fragmentarla. Ya de por sí sobrevivimos a los azares de la vida, no vale la pena seguir confrontándonos unos a otros, imponer nuestras creencias, dogmas, formas de vida. Es responsabilidad de todos mirar nuestro espejo para comprender y aceptar nuestra vida, ya que nos revela nuestra imagen, nuestra alma, así como nuestras emociones a través de nuestra fisionomía.

El viento arrastra la niebla y el espejo brilla de nuevo para mostrarnos la memoria de las ideas eternas de paz, libertad, justicia, dignidad y respeto. Todos tenemos derecho a equivocarnos y también a rectificar nuestros errores, no podemos cambiar nada exterior si no cambiamos en nuestro interior; cuando cambiemos el materialismo por los valores éticos emergerá una nueva generación de caras sonrientes que emanen fuerza y bondad, como dijo Winston Churchill, “la responsabilidad es el precio de la grandeza”.

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Dignidad, Libertad y Justicia guerreros de la paz

Dignidad, Libertad y Justicia guerreros de la paz

La figura de Mahatma Gandhi irrumpe para recordarnos esa lucha sin espada que es la no violencia, AHIMSA.

Como todos sabemos, Mahatma Gandhi luchó por obtener la independencia de su país y de los seres humanos en general a través de la dignidad, libertad y la justicia. Su lucha fue oponerse al opresor con la desobediencia pasiva que implicaba disciplina, cautela y atención. Luchó contra los abusos de las autoridades con la no violencia porque como bien decía: “ojo por ojo y toda la humanidad terminará ciega”.

Cuando estamos en el centro del equilibrio, estamos en armonía donde no hay causa y efecto; en cambio, cuando nos separamos del centro, nos dirigimos hacia los extremos de la dualidad donde se producen causas y efectos, lo que denominamos karma, y como bien sabemos todo tiene consecuencias, cada uno es responsable de sus actos y elecciones.

Ahimsa va más allá de la no violencia. Ahimsa implica el autoconocimiento porque la violencia se genera en los pensamientos y a través de las palabras y acciones generamos conflicto y dolor. El autoconocimiento nos ayuda a cambiar de actitud porque comprendemos lo que hacemos al vivir conscientemente. Ahimsa, implica, además de la no violencia, verdad, discernimiento, respeto, dignidad, libertad y justicia, todos ellos guerreros de la paz.

Para penetrar en los misterios de Ahimsa es necesario sentir una fuerza interior para redescubrirse y empezar a vivir en esa energía de la vida buena que nos lleva a la solidaridad y respeto de todos, a sentir que nuestra dignidad es la dignidad de todos contra la brutalidad. La dignidad nos conduce a la libertad porque empieza con el respeto de uno mismo y el respeto del otro. Libertad no es hacer lo que se quiera, tanto en la libertad como en la vida existen límites que son los campos que pertenecen a los demás. La dignidad y libertad nos llevan a la justicia, a una justicia igual para todos, sin preferencias. No debe haber supremacías de abusos contra las minorías, pues la ley natural nos dice que la dignidad, libertad y justicia son la base de una vida buena para cada uno de nosotros, es decir, su conjunto, la humanidad.

El camino de los seres humanos es dual mientras vivamos en el planeta Tierra, sin embargo, ese camino también es el camino de la solidaridad, generosidad, grandeza humana, donde la complejidad y diversidad florecen en todos los rincones de la tierra, creando filosofías, culturas, tradiciones para que las ideas de todos se mezclen y generen proyectos para un mayor bienestar y una mayor sabiduría.

“El espíritu de la democracia no es algo mecánico, obtenible a través de aboliciones formales. Requiere un cambio en el corazón”. “La no violencia es la fuerza más formidable que tiene la humanidad a su disposición. Es aún más poderosa que la más potente arma de destrucción ideada por el ingenio del hombre”. Mahatma Gandhi.