La voz de nuestros antepasados nos llega como un eco claro y profundo. Eco desgarrador por el dolor y el sufrimiento que el aire hace llegar a cada rincón del mundo.

La voz de nuestros antepasados dice: “todos los seres humanos forman un gran clan con sus diferencias y peculiaridades y se deben respeto y tolerancia.  El hecho de imponer a la fuerza creencias, religiones, ideas, gobiernos…, inducen al conflicto y a la violencia, alcanzando su máxima crueldad con guerras, matanzas, injusticias, esclavitud y violaciones de los derechos humanos.  Hay que aprender del pasado para que no se repita, una y otra vez, el mismo escenario. De todo esto, el ser humano es único responsable. La Humanidad está cansada, pero sigue teniendo esperanza en su corazón de diamante”.

En la eternidad presente descubramos la riqueza y la belleza de cada alma. Hay que aprender a vencer nuestra intransigencia y prejuicios. Liberándonos del odio y de la violencia, fluiremos como las aguas mansas y cristalinas del río de la vida.

¡La vida es única y es sagrada!