Felicidad, flor solitaria que nace

en las aguas profundas y turbias

del alma que se despierta

al dulce aroma de la existencia,

con misteriosos lazos y amables brisas,

sellando el vínculo sagrado de la vida.

Felicidad, diamante que nace

en las entrañas de los corazones

donde el crepitar del fuego

rompe las heladas cadenas

liberando la luz en mil colores.

Felicidad, esencia de estrellas solitarias

que transitan por la vida cargada de enigmas,

tesoros de luces y alegrías,

cofres de sombras y tristezas,

brillando como el sol y la luna

a través de la fuerza de la experiencia.

Felicidad, fragancia y extracto de vida y energía

que debemos acariciar y custodiar

para no perder ni un instante de vida

ignorándola o matándola en la pena

porque si la ignoramos o la matamos,

ahogamos nuestra alma en nuestra propia desidia.

Felicidad, flor, diamante, esencia y vida

nace en el corazón de aquel que ama

y lucha cada día contra cadenas invisibles

que matan la vida,

pero renace con la fuerza infinita y eterna

que nos recuerda

con su fragancia nuestra esencia divina.