Los seres humanos nos olvidamos, muy frecuentemente, de que también somos Naturaleza, nacemos, vivimos y morimos en ella; somos hijos de la Historia de la Naturaleza y debemos volver a la sabiduría de nuestros antepasados: “vivir en armonía es vivir en serenidad, en unión y fraternidad”. Sus voces se vuelve a oír: “la violencia solo trae guerras, odio, racismo, borrando los derechos humanos”.

Ha habido grandes catástrofes en la Madre Tierra y en la Humanidad como la bomba de Hiroshima y Nagasaki en 1945, desastres radiactivos como el de Chernóbil 1986, Fukushima 2011… y algunos siguen protagonizando un pulso de fuerza con pruebas nucleares… No sé cuál es el objetivo, ya que, si destruimos nuestro medioambiente, nos destruimos a nosotros mismos.

La Madre Tierra no sabe de fronteras, el viento pasea una y mil veces todas esas partículas radiactivas a través del planeta, impregnándolo todo, tierra, árboles, cosechas, agua, de ahí que haya nuevas enfermedades tanto físicas como psíquicas; además, el cambio climático se afirma cada día más: grandes sequías, lluvias torrenciales, huracanes… No podemos seguir sin aceptar que “somos parte del planeta” y que depende de nuestra responsabilidad, su cuidado y protección.

La historia de nuestros antepasados se repite, aniquilamos a nuestros hermanos bajo la etiqueta que más nos conviene: religión, poder, diamantes, ideologías, colores… El panorama que tenemos es desolador, el mundo se derrumba y observamos esa catástrofe como simples observadores sin hacer nada. Olvidamos que el daño que hacemos a una persona nos lo hacemos a nosotros mismos, con gravísimas consecuencias para la Madre Tierra y la Humanidad.

La Humanidad debe elegir y debe rendir homenaje a la Naturaleza con respeto y luchar por un mundo mejor. Somos Naturaleza y pertenecemos a ella, nacemos, vivimos y morimos en ella. Seamos humildes ante su grandeza y fuerza para que podamos vivir en paz y disfrutemos de la Vida, nuestro don más sagrado.

Como decía Pitágoras: “Vivir según la Naturaleza es vivir según los dioses”.

Madre Tierra se dirige hacia dónde nosotros la llevamos.