A los señores que trabajan para los Organismos encargados de velar por los derechos humanos, por la paz, la libertad, la integridad, la seguridad, el desarrollo global…; a los gobernantes, dirigentes, financieros encargados de velar por el bienestar de los ciudadanos sean del partido que sean; a los religiosos encargados de velar por las almas de los ciudadanos con respeto y tolerancia, sean de la creencia que sean, a todos ellos les recae la responsabilidad del bienestar de los ciudadanos del mundo y deben aprender y ser buenos directores de orquesta para que sus diferentes notas creen una polifonía armoniosa y hermosa.
Ya sabemos los ciudadanos del mundo que vivimos unos momentos difíciles, donde la muerte se impone a la vida, donde las líneas del respeto están borradas y el poder de la fe en el ser humano ha dejado de existir. La paz cede ante la guerra, la justicia ante la injusticia, el amor ante el odio…; de ahí la responsabilidad de todos los líderes para restablecer el derecho a la vida a través de la esperanza que nos brinda a todos los ciudadanos del mundo, su llama, su fuerza para seguir adelante y luchar en AHIMSA —la no violencia— como decía Mahatma Gandhi, y encontrar vida y alegría en una mirada de admiración por la belleza y las cosas simples, por la gratitud de estar vivos.
Los ciudadanos del mundo sabemos que hay personas que se preocupan y luchan por nuestros derechos, por una vida íntegra y honesta; pero hay otros que luchan para destruirlos. Los derechos humanos son nuestros derechos a la paz, al trabajo, a la protección de los débiles, a la igualdad entre hombres y mujeres y a la igualdad en los colores y creencias, a la solidaridad, a la justicia, a la educación, al desarrollo.
Todos nosotros, ciudadanos del mundo, formamos el corazón del guerrero y luchamos en la paz, con fuerza y determinación, con coraje y alegría, porque sabemos que nuestra lucha sin violencia terminará ganando, pues la lucha por el bien será siempre más poderosa que la lucha por el mal. El amor hará retroceder al odio; la paz, a la guerra; la justicia, a la injusticia; a libertad, a la esclavitud; el bien, al mal. Solo así podemos llevar una vida digna y segura sin tener que preocuparnos de balas perdidas o minas encubiertas.
Los guerreros del mundo luchan para que los campos estériles sean plantados con árboles perennes y flores de mil colores. Es hora de parar las guerras, de que los ciudadanos del mundo podamos vivir en nuestros países sin miedo a represalias, vivir tranquilos y que nuestros hijos e hijas puedan asistir al colegio para que en el futuro puedan decidir sus destinos.
El corazón del guerrero late al son del tambor de la madre Tierra para que todos los ciudadanos del mundo realicemos nuestro sueño de paz y libertad y plantemos nuestra bandera multicolor donde estemos representados bajo el lema “los ciudadanos del mundo tenemos derecho a la vida, a la paz y a la libertad”.