HOMENAJE A LA MUJER POR SU FUERZA CONTRA LA LUCHA DEL CÁNCER
Participar en la carrera de la vida
es luchar, experimentar y sentir cada célula
de nuestro cuerpo para que
las que están dañadas
recobren su brillo y fuerza.
La vida no se sobrevuela, la vida se saborea
aunque haya momentos en que el cuerpo se estropea,
se arruga, se encoja de miedo, dolor y sufrimiento.
La carrera por la vida no es ir deprisa,
es lanzarse al vacío con las invisibles alas
de la confianza y esperanza.
Con mano y puño de hierro la mujer
baila con deseo de gritar al viento
que desea vivir porque la vida es
amar y ser amada, es luchar con coraje
para recibir la frescura y el frenesí
como recompensa de haber
saboreado las especias al vivir.
La mujer sigue bailando con esa sonrisa
enigmática que la caracteriza, a pesar
de su suspiro porque tiene la boca
llena de soledad y tristeza,
sabe que las mujeres risueñas
no caminan, sino que danzan por la vida
porque en su corazón
está inscrito a fuego el amor.
La carrera de la vida es una actitud de lucha,
de fuerza, de amor, de esperanza para todas las mujeres
que han experimentado como su cuerpo se frunce
y, sacando miedos, que como hojas mecidas
por el aire del otoño, bailan con paso firme
y, al ritmo de las maracas
avanzan en la carrera de la vida
que es la carrera de la esperanza.