Seres de oro que caminan por el cielo y la tierra

Seres de oro que caminan por el cielo y la tierra

“Para llegar al conocimiento profundo tenemos que superar las limitaciones mentales que nos mantienen aislados para que no descubramos otras dimensiones de nuestro ser”.

“Todos sabemos, que un ser humano es un ente de cuatro cuerpos entrelazados: biológico, emocional, mental, y como fuente de vida el cuerpo espiritual, conciencia.  El desconocimiento de estos cuerpos es causa de muchos problemas porque no somos capaces de enfrentarnos como ente a las dificultades, al estar centrados en nuestra apariencia y creyendo erróneamente que somos lo que vemos. Nuestra misión como humanos es llegar a conocernos a nivel biológico, emocional, mental y espiritual y percibir su interacción. Por ejemplo: alguien nos dice algo que nos gusta, inmediatamente, pensamos, sentimos y experimentamos en nuestro cuerpo un bienestar, nuestro cuerpo biológico lo traduce con una sonrisa; en cambio, si alguien nos dice algo que nos hiere, al instante, pensamos, sentimos, y experimentamos ira, nuestro cuerpo biológico lo expresa con un puño o palabras malsonantes hacia la otra persona. Siempre nos tiene que pasar algo en la vida para comprender que hay un problema sin resolver en lo más profundo de nosotros y que hemos guardado en un cajón del desván, creyendo que lo olvidaremos, pero ya sabemos que la vida siempre está en movimiento, transformándose”.  Mi voz interior me recordó esta enseñanza, no escrita, pero eterna.

Ruptura, traición, alejamiento bullían en mi interior y me hacían sentir emociones de ira, dolor y amor. No sabía cómo controlarlas, además mis pensamientos se hicieron más duros. Era el momento de darme un respiro.

La cultura japonesa me ha interesado desde siempre, muchas veces me vienen imágenes de una época lejana.  Llevo varias noches soñando que era una mujer samurái, tengo una espada curvada y muy fina en mi mano derecha, debajo del ropaje —una blusa blanca de anchas mangas y un pantalón negro recogido al tobillo— guardo mi flauta pequeña casi como un silbato, con la que imito el canto de las aves, me gusta tocarla porque me tranquiliza y me conecta conmigo misma. Al despertarme, seguí oyendo el canto de los pájaros que duermen en el árbol que hay debajo de mi ventana. Como siempre, antes de levantarme, rememoré mi sueño: estaba en un patio de piedra blanca, en un monasterio rodeado de altas montañas. La soledad y el silencio por compañeros, todos, formábamos parte de ese inmenso paisaje venerable. Sentía que mi energía se unía a la belleza de la naturaleza.

Este sueño repetitivo era una invitación para visitar Japón, y en particular un templo en Kioto, el nombre de esta ciudad, vibraba en mi interior. Emprendí un viaje de tres semanas y cuando llegué, una extraordinaria sensación de “déjà vu”, me invadió.

Llegué al monasterio por la tarde y un monje salió a mi encuentro. Atravesamos un patio de piedras blancas muy gastadas. Una vibración recorrió mi piel. Me llevó a mi “celda”, un camastro, un ventanuco, un pequeño armario y un pequeño escritorio; tenía lo necesario para que mi estancia fuera fructífera. Después de la cena, el monje me invitó a meditar con él. Una experiencia extraordinaria, una hipersensibilidad difícil de contener recorría mi cuerpo; no pude dormir en toda la noche.

Después del desayuno, salí a dar un paseo por los alrededores. Un pequeño río fluía no lejos, me acerqué y sentí el impulso de ser parte de ese misterio del agua. Oía el canto de unos pájaros y volví a revivir mi sueño. Vi unas ramas caídas de unos cerezos, cogí una y empecé a alisarla con mi navaja. Ese gesto me llamó la atención.

Cada mañana, con los primeros rayos, bajaba por el sendero que bordea la montaña hasta el río, donde permanecía varias horas, sintiendo la caricia de la suave brisa que tocaba con dulzura la superficie del agua. Mi mente se apaciguaba con el airecillo sobre mi cuerpo mojado; formábamos un solo ser en perfecta armonía.

Sentí un dolor en mi corazón e intenté respirar profundamente, oí un clic, como si una cerradura se abriese; era una bocanada de aire puro que abría las puertas de mi interior, el agua fluía por mi cuerpo. Percibí que era vacío, billones de átomos formábamos el Todo. Una explosión de luz dentro de mi cerebro me hizo comprender que somos gotas de agua en un océano primordial donde cada gota es una vida, una experiencia que, después de su ciclo, debe regresar a ese centro cósmico. Esa gota me hizo ver como en un espejo a todas las personas que había hecho sufrir y que me han hecho sufrir, a las que he amado y me han amado. Todo está registrado; el pasado y el futuro se unen en el ES. Oí una voz cantarina que decía: “para experimentar este misterio debes buscar la armonía y la belleza tanto fuera como dentro de ti y seguir tu intuición. Busca para acceder al misterio, el amor del universo”. Vi luces, colores y a los “kami” sonriendo.

Unos días más tarde, al pasear por esos parajes preciosos de agua y montaña, vi un trozo de bambú en el suelo. Lo cogí y empecé a alisarlo y cuando tomé conciencia, el tiempo había pasado; sin embargo, mi flauta había nacido. Reía y lloraba al mismo tiempo. Volví al templo y le conté al monje mi sueño y experiencias. Él solo sonreía y sus ojos negros radiantes me hicieron ver el universo.

Somos gotas en un océano de energía, todo fue y todo será, porque todo es. Comprendí que la vida tiene múltiples escenarios donde se unen el presente con el pasado y el futuro. Experiencias, vivencias, aprendizaje para ir ascendiendo por esa escalera infinita de luz.

Cuando regresé a casa, ya no era la misma persona, había cambiado mi esencia. Empecé a ser consciente de mi vida, de mi respiración, de mis cuerpos, de mis sueños y a tomarlos en serio, porque muchos de ellos son recuerdos de otras vidas, pero tenemos que ser conscientes de nuestra realidad actual, para ser consciente de la realidad de los sueños, que son, también, realidades de otras vidas paralelas.

Los recuerdos vibran en nosotros, pues son presentes de múltiples vidas, múltiples experiencias, múltiples aprendizajes. Solo tenemos que superar las limitaciones mentales para sentir el amor del universo.

Somos seres de oro que caminan por el cielo y la tierra.

Fuerza de libertad frente a la arrogancia cobarde en este terrible escenario

Fuerza de libertad frente a la arrogancia cobarde en este terrible escenario

La arrogancia es peligrosa y somete con amenazas a la gente a través del miedo; nos postramos ante ella porque nos sentimos débiles, frágiles, indefensos ante las consecuencias. Sin embargo, los países amenazados deben unirse para hacer un frente común de fuerza a esas amenazas.

Echando una mirada al pasado y al presente, observamos que la puerta de la libertad sigue en pie. La puerta de la libertad —vida, paz, compasión, amabilidad, dignidad y respeto— está construida por los deseos más profundos de los seres humanos que buscan el bienestar general. Esta puerta es indestructible pese a los ataques de los nuevos gobiernos totalitarios, donde el diálogo político no existe y se aterroriza a la sociedad. La soberbia y la crueldad ganan batallas inmediatas, pero la libertad siempre saldrá victoriosa al final, porque la fuerza del espíritu que cada ser humano posee es más poderosa, pues es fuente de vida.

En este mundo globalizado, los gobiernos arrogantes tienen por objetivo unificar en una sola regencia el poder del planeta y esto se consigue anulando la libertad y la dignidad de los seres humanos.

Ante las atrocidades a las que asistimos, no podemos ser indiferentes; debemos alzar la voz por aquellas personas que no pueden y por nosotros mismos; es intolerable estas matanzas que hay en todos los continentes del mundo. Nos dirigimos hacia el abismo, hacia un mundo de estatuas de barro.

Los gobernantes poderosos creen que tienen el derecho de arrebatar vidas y de anexionar territorios porque su política expansionista y absolutista lo dice; no olvidemos cuál es su objetivo. Un ejemplo lo tenemos con la IA, recordemos que detrás de ella hay humanos que todo desean controlar. Nuestra identidad profunda, nuestra libertad y libre pensamiento se están enterrando en subsuelos de rejas para que nuestra conciencia permanezca dominada. Estos tiranos ignorantes no saben que la libertad y la conciencia vuelan, porque son la fuerza de vida en el universo y en la tierra, y jamás serán dominadas.

En estos momentos, el poder del materialismo ha desbancado al poder humanitario, a los derechos civiles, a los derechos internacionales, a los compromisos de paz. Estos autócratas se creen intocables; sin embargo, la puerta de la libertad cada día se hace más grande porque los partidarios de la NO VIOLENCIA tocan los corazones sensibles de los humanos que luchan por la paz y cuyo eco hace vibrar a otros corazones.

El grito de sí a la vida, sí a la paz, sí a la convivencia, sí a las culturas, sí a la humanidad, es el grito de la humanidad unida, contra el terrible sinsentido de nuestro actual escenario. Si perdemos nuestra humanidad y valores, perderemos el sentido y el control de nuestra vida, para entregarlo a los devoradores de libertad, que violentan las leyes según les plazca, aniquilando culturas, tradiciones, conocimiento y saber para someternos bajo la bandera unicolor, el poder planetario.

Vivimos en un planeta precioso donde todos cabemos, cada uno con su cultura, su tradición, su forma de pensar. Somos una humanidad múltiple, diversa y esa es nuestra riqueza. Tenemos que alzar la voz de la NO VIOLENCIA para recuperar el orden, la vida, la dignidad, la libertad.

La voz de los silenciados vuelve a oírse con más fuerza; no se permitirá aniquilar a más pueblos, culturas, tradiciones para obtener más poder y control. Los que esculpen al monstruo de mil cabezas para destruir el planeta y a la humanidad deben saber que al final serán ellos los devorados.

El planeta no puede poseerse, forma parte del universo y seguirá así eternamente; en cambio, el ser humano pertenece a la tierra, es efímero, frágil y con una corta vida, y a la hora de partir no se llevará ni su nombre.

Pacifiquemos las relaciones entre los humanos para entrar por la puerta de la libertad junto a los partidarios de la NO VIOLENCIA y mejorar nuestra vida, creando nuevos escenarios de paz.

 

Se fueron los dioses y llegaron los conflictos

Se fueron los dioses y llegaron los conflictos

La serenidad es un sentimiento que se adquiere cuando nos esforzamos por hacer el Bien —vivir con dignidad frente a nosotros y a los demás, vivir con generosidad, con orden y con justicia—, así, todo a nuestro alrededor florecerá. En cambio, cuando nos alejamos de la serenidad, entramos en el campo de batalla de la confusión, la violencia y el conflicto.

Hay que recordar en dos líneas de dónde proviene la causa del alejamiento del Bien. La razón y la ciencia hicieron huir a los dioses en el siglo XVII y se culminó con la revolución francesa en el siglo XVIII, al colocar en el pedestal a la diosa razón —momentos de terror, barbarie e irracionalidad—. Momentos oscuros que, como paradoja, se denominan “iluminación”. Como contrapartida a esas situaciones terroríficas que tocaron a toda Europa, surgió, entre otros, el movimiento Romántico del siglo XVIII/XIX, cuya mirada se volvió hacia la antigüedad, a los dioses, a los héroes, a las tradiciones para salir de esa oscuridad que había elevado a la razón como ser supremo.

Estos románticos nacieron como reacción al racionalismo y se volvieron hacia Grecia, Roma, Edad Media, se hicieron las grandes peguntas de antaño sobre el ser humano, buscaron la estética, la belleza, afloraron los sentimientos, las emociones —al ser partes esenciales del ser humano—, cuya expresión se plasmó en el arte, la literatura, la música. Estos románticos sentían melancolía del pasado, donde los “dioses” se codeaban con los hombres.  Lo invisible volvía a formar parte de lo visible.

En la actualidad, creemos que lo antiguo es obsoleto, y que ahora somos los más inteligentes con tanto progreso y globalización, pero en mi opinión no lo somos y estamos muy lejos de acercarnos a esa Belleza del Bien; en cambio, somos marionetas guiadas por personajes que no desean que reflexionemos por nosotros mismos, nos hacen creer que somos libres, pero no lo somos, aunque vivamos en nuestro confort, estamos controlados por todos los artilugios tecnológicos. Sin embargo, hay millones de personas que sobreviven bajo la crueldad de unos cuantos que airean sus atrocidades en banderas. Los conflictos armados actuales son hordas de criminales que destruyen a seres humanos para conseguir un trozo de tierra, o por alcanzar más control social. Vivimos en el inframundo de los seres oscuros, un lugar frío y feo, alejado de los dioses y de la Belleza.

Otro punto importante es la homogeneidad como denominador común, y cuanto más iguales somos, más nos adormecemos y nos robotizamos. Sabemos que el precio a pagar por la diferencia es el aislamiento. La historia de la humanidad está para conocerla y tratar de no cometer los mismos errores una y otra vez: miles de años de guerras, millones de personas muertas y millones de víctimas. Vivimos en una época de “progreso tecnológico y científico”, pero seguimos actuando como chusmas terroríficas.

Cambiar este panorama es labor de todos, alzando nuestra voz junto con la de los dioses que, a través de las palabras del alma, nos dicen que el Bien es el mayor valor de la Vida que tenemos para que todos podamos vivir en paz. La Humanidad es un ente vivo cuya diversidad y mestizaje nos maravillan si somos capaces de abrir los ojos a la Belleza; no podemos privar a nadie de sus creencias y culturas.

Tal vez deberíamos hacer como los Románticos, romper con esa “manipulación” y volver la mirada hacia el Bien y la Belleza que nos traen serenidad.

La NO VIOLENCIA es la herramienta que vence a la violencia. Hagamos el silencio para escuchar la voz de nuestra alma que nos permite sentir seguridad que es la base de vuestro bienestar, la serenidad.

La esperanza nos dice que la luz siempre penetra la oscuridad.

(Foto privada. “La Punta del Hidalgo”, Tenerife)

Descubre Página 13: una revista digital con mirada cultural y esencia canaria

Descubre Página 13: una revista digital con mirada cultural y esencia canaria

En un momento en que los contenidos rápidos dominan la red, Página 13 apuesta por un enfoque diferente: ofrecer una lectura amena, variada y con personalidad.

Somos una empresa dedicada, entre otras actividades, a la gestión de este magacín digital independiente, impulsados por la pasión, el pensamiento crítico y el compromiso con la calidad informativa. Nuestro objetivo es ofrecer contenidos que aporten valor, inviten a la reflexión y contribuyan a una sociedad más informada y plural.

Este proyecto no tendría sentido sin el talento y la entrega de nuestros colaboradores. Son ellos quienes enriquecen cada sección con su mirada, su conocimiento y su sensibilidad, convirtiendo cada publicación en una experiencia significativa para nuestros lectores.

Nos definimos por lo que hacemos y no por lo que apoyamos. No respondemos a ninguna tendencia política o religiosa. Nuestro único compromiso es con la verdad, el rigor y el respeto. Apostamos por un contenido diverso, cultural y social, que refleje distintas voces y realidades, siempre desde la honestidad y la responsabilidad editorial.

¿Por qué Página 13?

Página 13 es el reflejo de nuestra marca madre, Doce Más Una (docemasuna.com), y toma su nombre como guiño simbólico y editorial. La “página 13” no es un número cualquiera: es el lugar donde empiezan a aparecer los temas que no siempre ocupan las portadas, pero que son igual —o más— interesantes. Nuestra propuesta no sigue las corrientes editoriales tradicionales; preferimos navegar entre lo inesperado y lo cotidiano con libertad y frescura.

La fuerza del equipo

Página13.es  no sería posible sin sus colaboradores. Somos un grupo diverso de personas unidas por las ganas de compartir y comunicar. Cada sección, cada artículo y cada detalle está respaldado por quienes, desde sus voces únicas, aportan calidad, autenticidad y entusiasmo a este proyecto. Gracias a ellos, el magacín sigue creciendo y tomando forma.

Te invitamos a leernos

Si buscas una revista digital con alma propia, con contenidos bien pensados y un tono cercano, Página 13 es para ti. Puedes visitarnos en www.pagina13.es, leer, compartir y, por qué no, animarte a formar parte de esta aventura editorial.

Descubriendo el misterio sagrado de la Vida

Descubriendo el misterio sagrado de la Vida

Inteligencia, materia y vibración = Creación

Espíritu, conciencia y materia = Creación manifestada

Inteligencia, Energía, Materia, Vibración, Frecuencia =

Misterio Sagrado de la Vida

La Vida es materia, energía, inteligencia, vibración e información. Esta energía que crea la Vida está en Todo, visible e invisible, y genera una vibración particular en cada uno de nosotros según nuestra frecuencia. Cuando nuestra vibración es alta, el bienestar, la serenidad, la alegría se unen a nuestro Yo. En cambio, cuando nuestra vibración es baja, la apatía, la tristeza, la confusión están presentes en nuestro yo, síntoma de que algo no va bien.

Como todos los fines de semana voy de acampada al bosque que se encuentra muy cerca de las montañas celestes. El contacto con los árboles y su serenidad, el aire y la brisa, el río y su movimiento, las aves con sus cantos y belleza; la calidez del sol que me proporciona claridad para observar mejor; la belleza de la luna con su reflejo plateado en el lago, me hacen sentir que la vida tiene un sentido más sublime que el de una existencia banal. El mundo manifestado tiene un valor supremo porque es sagrado.

Como es habitual, mi tienda la coloco en un claro rodeado de árboles centenarios. Dejo preparadas las piedras y unas ramas para hacer un pequeño fuego más tarde. Cogí la mochila y, después de una larga caminata, llegué a la “cola de caballo”. Me embelesa esa caída de agua envuelta en un manto de colores cristalinos bajo los rayos del sol; su sonido estruendoso me hipnotiza. El paisaje es bellísimo, el río acoge esas aguas y con dulzura las encauza hacia el valle donde se refleja la belleza de las montañas. Vuelvo a sentir ese lazo invisible que me une a lo divino al observar la belleza de la Naturaleza.

En ese momento de arrobamiento, me doy cuenta de que mi vida en la ciudad me produce malestar —el ruido, la competición, el móvil— me provocan ansiedad, tristeza, enfado, ira. Soy consciente de que necesito un cambio, siento cómo mi cuerpo se relaja casi inmediatamente en este entorno de bienestar y la meditación consciente se pone en marcha, el ritmo de la vida se hace lento y apacible debido al silencio y a la compañía de la Naturaleza. La persona que soy aquí me gusta, es real, no tengo que demostrar nada. Mi respiración se llena de fragancias y partículas que me sanan.

El agua me embruja y me dejo llevar por ese sonido atronador y al mismo tiempo delicado, que deja una huella en el devenir de los tiempos. —La unión de dos gases (hidrógeno y oxígeno H₂O), crea el agua y hace que la vida se organice como director de orquesta; otro misterio que debemos descubrir—. Átomos que se entrelazan para formar la Vida. El misterio de la Naturaleza, su alta vibración y frecuencia me hacen sentir pequeña y al mismo tiempo humilde ante la grandeza de la Belleza.

Escucho una voz armoniosa, me giro para ver quién está detrás, pero estoy sola en ese mágico lugar. Esa voz que surge de la naturaleza, la oigo como ecos en mi interior: “El aire que respiras es el mismo aire que todos los seres respiran, todos bebéis las mismas aguas, vivís en la misma tierra, todos veis el mismo cielo y os calienta el mismo fuego”. En ese momento de comprensión inmediata, me doy cuenta de la barbarie y crueldad de la que somos capaces por imponer nuestro control. Lágrimas de tristeza empañaron mis ojos por el dolor que causamos al otro injustamente. Esa existencia controladora, sin sentido y cruel, es inaceptable en el mundo de la belleza y del amor.

En el camino de regreso, voy reflexionando sobre lo que he oído y tomo conciencia del otro, de cualquier ser vivo y de mi interacción con ellos. Con la llegada de la luna, vestida de plateados filamentos dorados, el canto de las aves nocturnas bajo la cúpula estrellada y la fragancia de la noche, sentí que lo divino está en cada átomo manifestado y no manifestado. Todo es sagrado, me doy cuenta de que la Inteligencia sublime del Creador es perfecta —podemos creer o no, pero no podemos negar esa Inteligencia—.

Vuelvo a oír esa voz y ahora soy consciente de que soy Yo; es la misma voz de la naturaleza, del aire, del agua, de las aves, del cosmos. Siento que los latidos del Todo se unen a los míos, todo es visible e invisible y todo está conectado bajo el abrazo del Creador.

Cuando regresé a casa, algo en mi interior había cambiado para siempre. Había tenido experiencias sublimes, sentía que por mis venas corría la energía de la Vida.  La competición y la confusión quedaron atrás al tener un nuevo sentido en mi vida. La intuición, la creatividad, la imaginación abren puertas a otra dimensión.

El espíritu y la materia, lo visible e invisible, coexisten en el ser humano. El devenir de la vida nos señala el paso del tiempo en nuestro cuerpo, pero en la naturaleza, con sus ciclos, el devenir es eterno.

El combate espiritual nunca debe cesar, pues nos llevará a descubrir ese misterio sagrado de la Vida que es Inteligencia, Energía, Materia, Frecuencia, Vibración.