por Ángeles Carretero | Mar 23, 2025 | Pensamientos
La Presencia posee un lenguaje enigmático para que podamos sorprendernos al representar nuestra realidad. Su sonido es el silencio y habita en nuestro interior.
La Presencia me comunica que no soy la persona que vemos, sino que soy la Presencia que me engloba.
La Presencia se desvela a cada uno de nosotros en pequeñas dosis, para que nuestra sensibilidad la pueda asimilar y así vibrar en armonía celestial.
La Presencia es el tambor de los latidos de mi corazón que me une al otro con hilos de oro.
La Presencia es la poesía antes de manifestarla en esa hoja pura, libre, que contiene las fragancias de los silencios, ritmos, símbolos, porque solo así se puede expresar su magnificencia.
La Presencia me devuelve la imagen de la luna cuando miro a través de los cristales y el espacio azul zafiro me envuelve para oír la sinfonía del cosmos.
La Presencia es como una cuerda de violín que nos hace sentir nostalgia de la melodía del viento para que su caricia pueda ser sentida por su alma.
La Presencia es esa energía que todo envuelve, crea y da vida; es la certitud de que somos terrestres y celestres, viviendo al ritmo del eterno retorno.
por Ángeles Carretero | Feb 22, 2025 | Microrelato
Me han despedido, pues, dicen que soy una persona de difícil de trato. La verdad es que no soy muy agradable ni le saco el sombrero a nadie; prefiero la compañía de los árboles a la de los humanos; ha llegado el momento de tomar un nuevo rumbo.
Encontré una pequeña casa con jardín en un pueblo de montaña donde solo hay una calle. Los vecinos son montañeses, por lo que son muy suyos, y, es perfecto. Cada día disfruto más del silencio y de mi soledad, aprendo a ser libre, a conocerme, incluso me he hecho invisible, por eso me llaman el fantasma del pueblo porque nadie sabe nada de mí. ¡Me gusta y me parece divertido!
En mi caminata diaria, he descubierto parajes preciosos donde se oye la música del agua en su continuo fluir; las hojas de los árboles bailan al compás de la brisa. Este lugar me ha atrapado, es especial y no sé por qué.
He descubierto que me encanta contemplar y pintar la serenidad y belleza de la naturaleza. ¡Quién me lo iba a decir, yo que siempre estaba gruñendo! Han pasado tres meses desde que me mudé a este pueblo aragonés. Ayer por la mañana, mientras estaba pintando las hojas del otoño que bailaban vestidas de ocres y dorados, oí un pequeño ruido entre los árboles. Agudicé el oído y comprendí que era el llanto de un animal herido. Con cautela me acerqué y un pequeño cachorro blanco tenía herida una pata. Lo cogí con cuidado y lo llevé al veterinario. Sin darme cuenta, había adoptado a Inko. Un compañero y fiel amigo había entrado en mi vida.
Sentimientos de cariño que tenía guardados en el desván, salieron con ímpetu para cuidar a Inko. Desde ese momento, siempre me acompaña y corre a través del campo moviendo su cola y cuando se cansa, regresa y me da besos hasta que le digo: ¡basta!
Una mañana, mientras corría, lo oí ladrar insistentemente, me acerqué a él y me llevé a una pequeña arboleda. Oí, un gemido casi inaudible; nos acercamos despacio y vi a una mujer inconsciente; alguien la había golpeado y abandonado. La llevamos a casa y la cuidamos. Cuando se repuso, me dijo que era la mujer del panadero del pueblo vecino. Iban paseando por el bosque cuando tuvo un ataque de ira y la golpeó, dejándola en el bosque inconsciente. Días más tarde, la policía se lo llevó para siempre.
¡Sorpresas de la vida! Algo especial había nacido en mí cuando me adentré en esos ojos tristes y profundos, comprendiendo al instante que el dolor se sana con el dulce bálsamo del amor. Desde entonces mi familia se ha agrandado y las caricias son bailes de manos entrelazadas.
por Ángeles Carretero | Feb 2, 2025 | Poesía
¿Cómo se puede romper la voz del viento? ¿Cómo se pueden sentir tus manos sin caricias?
¿Cómo se puede crear una idea que proviene del alma? ¿Cómo dar vida a esas ideas que bailan?
Preguntas que nacen con el alba,
descansan con la luna
para que los sueños les den vida
y al despuntar el nuevo día,
mi ser pueda recordar
las formas de las ideas que bailan.
Soy una cometa
que vuela con el viento,
bailando al compás del silencio,
asciendo, asciendo, asciendo,
hasta que alguna cuerda invisible
me enrosca y me quedo atrapada.
Con el tiempo,
el viento hará que vuelva a volar
llevando mis deseos y plegarias
a ese océano invisible
donde habitan las brillantes estrellas,
lugar de residencia de las almas
que me miran desde el balcón del universo,
sonriendo y haciéndome sentir
que nunca estoy sola.
Imaginación, sensación, percepción,
son necesarias para ver
esas cuerdas invisibles que me atan
y así poder librarme de cadenas de apariencias
que solo me llevan a enroscarme
en mi propia miseria.
Esas preguntas ahora tienen respuestas
porque se han entrelazado
con las notas musicales universales
que hacen que mis ideas bailen.
Mi clave de sol dio origen a la partitura de la vida alegre y triste, de tonos ascendentes y descendentes, de espacios silenciosos y ruidosos, sinfonía armónica donde mis ideas bailan la danza del cosmos y
yo soy el director de orquesta.
(Dibujo del libro, «La Sabiduría de las Palabras»)