¿Qué hace falta para que una idea se realice?, la respuesta es, “dar vida a esa idea mediante el deseo y la acción para llegar al resultado”. Hay que creer en ese proyecto y luchar para realizarlo, para ello es necesario esfuerzo, disciplina y voluntad.
Muchos seres humanos duermen y se sienten cómodos en su zona de confort; su rutina y su desidia han hecho que dejen de cuestionarse si deben sacudirse el polvo que llevan encima durante tanto tiempo. Otros humanos se encuentran sentados sobre un polvorín de fanatismo, religioso o racial. Otros con graves problemas huyendo de la guerra, del hambre y de la sed… Otros, una minoría, con poder y medios, crean conflictos sabiéndose amparados por su posición.
Las voces de las víctimas se pierden en el olvido, cada vez la violencia entre las personas es más cruenta, todo esto está llegando a no afectarnos porque forma parte de nuestra rutina. Nuestra conciencia está anestesiada y nuestra civilización está decayendo.
Nos hemos habituado a vivir en el mundo de las sombras. Atacando a los pueblos más vulnerables y a la Madre Tierra, contaminando los océanos y el aire, destruyendo sus pulmones y a sus habitantes. Violamos las fronteras entre los propios seres humanos y entre los humanos y el planeta.
Muchos Gobernantes sentados en el sillón del poder no tienen visión de futuro; improvisan sus decisiones con el consiguiente daño para el pueblo, imponiendo sus leyes a la fuerza porque son incapaces de observar las necesidades del pueblo a través de una perspectiva superior. Estos seres humanos despiertan el espíritu del conflicto y de la adversidad, abriendo las puertas a las sombras de las tinieblas que se extienden sobre la Humanidad y el Planeta Tierra.
Vivimos en un mundo enloquecido y si no buscamos soluciones urgentes vamos a terminar aniquilándonos unos a otros, porque nadie quiere soltar sus privilegios o su poder… Vivimos continuaciones de otras épocas cuyos resultados conocemos.
La Humanidad y la Madre Tierra necesitan un proyecto de esperanza para dar vida a la paz. La Esperanza es la panacea que nos permite sanar nuestra alma triste y cansada. La Esperanza es la fuerza que puede cimentar un mundo mejor para todos los habitantes de la Tierra. La Esperanza es la luz en nuestro camino hacia la paz.